Aquí encontrarás la gran poesía; las obras más importantes de los grandes maestros de la palabra.
lunes, 21 de mayo de 2012
Haikus japoneses
Akiko Yanakiwara (mujer)
(1878-1942)
El bote se aleja
y forma un camino blanco
mi dolor y su huella.
Más rápido que granizo
y más liviano que pluma
un pensamiento cruzó mi mente.
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Chiyo-Ni (Kaga No Chiyo) (mujer)
(1703-1775)
Habiendo observado la luna
parto de esta vida
con una bendición.
El agua se cristaliza.
Las luciérnagas se apagan
Nada existe*
*Escrito poco antes de su muerte.
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Den Sute-jo (mujer)
(1633-1698)
Mañana nevada.
Por todas partes
huellas de zuecos.
En el agua
teme a su reflejo
la luciérnaga.
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Fujiwara no Teika (1162-1241)
Va persiguiendo
pétalos de cerezo
la tempestad.
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Hattori Ransetsu (1654-1707)
El viento de otoño
mueve la persiana de bambú
y mi corazón.
Espejo
de rosas amarillas.
El manantial dorado
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Hawai Chigetsu (mujer)
(1632-1718)
Señalan con la mano.
En puntillas los niños
la luna admiran.
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Kamegaya Chie (mujer)
(1909 - 1994)
Tan vieja estoy…
Ni me inmuté al saber
que tengo cáncer.
En el espejo,
al cambiarme la ropa,
se podía ver la nieve.
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Kato Gyodai (1732-1792)
Apagado el altar del Buda
el cuarto pertenece
a las muñecas
Las hojas que caen sobre otras hojas
Se unen
La lluvia arrasa sobre otra lluvia
Una noche de primavera.
Pareciera que a nadie pertenece
esa carreta abandonada.
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Kaneko Tota (1919 - )
Las nubes sobre el Océano
acuerdan existir sin preguntar:
¿Morir o vivir?
Respirar
es aspirar la voces claras
de las cigarras en la noche.
Es mi lago interior.
En la sombra merodea
un tigre negro.
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Kijo Murakami (1865-1938)
Mañana de otoño
me miro en el espejo
y veo a mi padre
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Kobayashi Issa (1763 – 1827)
De no estar tú,
demasiado enorme
sería el bosque
El ciruelo florece,
el ruiseñor canta,
pero yo estoy sólo.
En este mundo,
encima del infierno,
viendo las flores.
Cayó bocarriba
la cigarra de otoño
y sigue cantando.
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Kuroyanagi Shoha (1727-1771)
La flor de la camelia
que iba a caer
está presa en las hojas
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Kuribayashi Issekiro (1894-1961)
Mientras lo corto
veo que el árbol tiene
serenidad.
Qué tranquilo se ve
en la cuadra
el caballo que mató a su jinete.
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Lida Dakotsu (1885-1962)
Un cadáver
y el viento de otoño juguetea
en los orificios de la nariz.
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Lijima Haruko (mujer)
(1921 - 2000)
El lirio de la montaña.
Su polen sube
y empapa mis senos.
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Masaoka Shiki (1867 - 1902)
Se ve nevar
por el agujero
de la puerta.
Moribundas,
haciendo todo el ruido posible,
las cigarras de otoño.
El caracol se arrastra
dos o tres pasos
y se acaba el día.
Cuando miré atrás,
el hombre con el que me crucé
se había perdido en la niebla.
Sopla el viento de otoño:
estamos vivos y podemos mirarnos,
tu y yo.
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Matsuo Basho (1644 – 1694)
Un viejo estanque.
Se zambulle una rana,
ruido del agua
Este camino
ya nadie lo recorre
salvo el crepúsculo.
A la intemperie,
se va infiltrando el viento
hasta mi alma.
Todo en calma.
Penetra en las rocas
la voz de la cigarra.
Bajo un mismo techo
durmieron las cortesanas,
la luna y el trébol.
Se oscurece el mar.
Las voces de los patos
son vagamente blancas.
Como recuerdo,
a una amapola
deja sus alas la mariposa
En verano,
las montañas y el jardín
se van adentrando
hasta mi habitación.
Canto de cigarra.
Aunque no lo parece,
pronto morirá.
Sandalias santas:
Me inclino: a mí me aguardan
Verano y montes.
Un relámpago
y el grito de la garza,
hondo en lo oscuro.
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Miura Chora (1729-1780)
Luna fría.
El viento del río
afila las rocas.
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Mutsuo Takahashi (1937 - )
Castas doncellas,
con su pie hurgan el barro,
corazón del universo.
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Naito Joso (1661-1704)
Entre tantos cerezos en flor
el pájaro carpintero buscando
un árbol muerto
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Natsume Seibi (1749-1816)
El espantapájaros
parece humano
cuando llueve
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Natsume Soseki (1867-1916)
En este mundo que balancea.
¡Hágase gran maestro
y usted dormirá la siesta!
Por aquellos que partieron
por aquellos que se quedaron
las ocas salvajes retornan
Sin saber porqué
amo este mundo
donde venimos a morir
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Oshima Ryota (1718-1787)
¿Quién desvela allá
con la lámpara encendida?
Lluvia fría de medianoche
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Ryokan (1758-1831)
Los días de lluvia
el monje Ryokan
da penas.
Día tras día
cae la garúa.
La vejez me atrapa.
El ladrón
se llevó todo.
Salvo la luna de mi ventana.
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Sugita Hisajo (mujer)
(1890 -1946)
La luna cala
entre mi ropa
hasta mi piel.
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Suzuki Masajo (mujer)
(1906 - 2003)
Las hierbas secas...
Hasta su color me daña los ojos.
He sido infiel.
Salvo algún hombre,
nunca he robado nada.
Levanto la persiana de bambú.
Bola de arroz hervido.
Hasta al hombre que amo
le estoy mintiendo.
Se hunde el cuchillo
en el melocotón blanco
como en un cuerpo.
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Tachibana Hokushi (1665-1718)
Los paraguas.
Cuántos pasaron
por esta noche de nieve.
Suspender la luna en el pino
y descolgarla
para mejor contemplar.
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Takarai (Enomoto) Kikaku (1661-1707)
El mendigo
carga el cielo y la tierra
como vestimenta de verano.
El ciruelo en flor
espera su maestro
en el jardín.
Picado por pulgas.
¿Era verdad
ese sueño de sables?
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Tagami Kikusha-Ni (1753-1826)
Deseo partir
peinada de luna
bajo el cielo errante
Todo mi cuerpo
en este otoño se siente
crepúsculo en la lluvia
Tomando el fresco sobre el puente
la luna y yo
quedamos solas
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Taneda Santoka (1882 – 1940)
Hace frío…
¡Qué prisa se dan
las nubes!
El barro
que fluye
se aclara (*)
(*) Como el barro que lleva el río... Todo puede ser lavado de impurezas.
De gotas de lluvia
el ruido
también envejece
Mi cuenco
de mendigar
acepta hojas caídas
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Tomita Moppo (1897-1923)
El niño que toma el fresco
me observa que envejezco.
Mi hermana en el ataúd.
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Ueshima Onitsura (1661-1738)
En la Gran Mañana (*)
un viento del fondo de las edades
sopla a través de los pinos
(*) El primer amanecer del año.
Mis sueños merodean
por campos quemados...
El sonido del viento
En un jarrón roto
floreció frágil
la blanca flor de los pantanos
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Yosa Buson (1716 -1784)
El dueño del campo
va a ver cómo está el espantapájaros,
y vuelve
Vente conmigo
que también marcho solo,
tarde de otoño
Esto es todo:
el camino acaba
en el jardín
Sobre las hojas,
los pasos esperados
suenan lejanos.
Ante los crisantemos blancos
las tijeras vacilan
un instante.
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Nota: El orden de los poetas es alfabético. No es cronológico ni por importancia.
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