Yo leo a los maestros

jueves, 22 de marzo de 2012

Bob Dylan ( 1941 - ) Estados Unidos



Flotando en el viento 

¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre
Antes de que le llaméis hombre?
¿Cuántos mares debe surcar la blanca paloma
Antes de dormir sobre la arena?
¿Cuántas veces deben volar las balas de cañón
Antes de ser prohibidas para siempre?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
La respuesta está flotando en el viento.

¿Cuántas veces debe un hombre mirar hacia arriba
Para poder ver el cielo?
¿Cuántos oídos debe tener un hombre
Para poder oír a la gente llorar?
¿Cuántas muertes serán necesarias para que comprenda
Que ya ha habido demasiados muertos?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
La respuesta está flotando en el viento.

¿Cuántos años puede permanecer una montaña
Antes de ser arrastrada al mar?
¿Cuántos años pueden algunas gentes vivir
Antes de conocer la libertad?
¿Cuántas veces puede un hombre volver la cabeza
fingiendo no ver nada?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
La respuesta está flotando en el viento.
...............................
Señores de la guerra

Venid señores de la guerra,
vosotros que fabricáis todas las armas,
vosotros que fabricáis mortíferos aviones,
vosotros que fabricáis todas las bombas,
vosotros que os escondéis tras muros,
vosotros que os escondéis tras escritorios,
sólo quiero que sepáis
que veo a través de vuestras máscaras.

Vosotros que no habéis hecho nada
salvo construir para destruir,
vosotros jugáis con mi mundo
como si fuera vuestro juguete,
vosotros ponéis un arma en mi mano
y os quitáis de mi vista,
y os volvéis y corréis lo más lejos
cuando las balas vuelan raudas.

Como el Judas de antaño
mentís y engañáis,
una guerra mundial puede ser ganada
queréis que me crea,
pero veo a través de vuestros ojos
y veo a través de vuestro cerebro
como veo a través del agua
que corre por mi desagüe

Vosotros ajustáis todos los gatillos
para que otros disparen,
luego os apartáis y esperáis
cuando las listas de muertos aumentan,
vosotros os escondéis en vuestra mansión
mientras la sangre de los jóvenes
se escapa de sus cuerpos
y se hunde en el barro.

Vosotros habéis extendido el peor miedo
que jamás pueda ser gritado,
miedo a traer hijos
a este mundo,
por haber amenazado a mi hijo
nonato y sin nombre
no valéis la sangre
que corre por vuestras venas.

Cuánto sé yo
para hablar así a destiempo,
puede que digáis que soy joven,
puede que digáis que soy ignorante,
pero hay algo que sé,
aunque sea más joven que vosotros,
y es que ni siquiera Jesús jamás
perdonará lo que hacéis.

Permitidme haceros una pregunta,
¿es tan bueno vuestro dinero?
¿comprará vuestro perdón?
¿creéis que lo hará?
Me parece que descubriréis
cuando vuestra muerte cobre su peaje,
que todo el dinero que hicisteis
nunca podrá salvar vuestra alma.

Y espero que muráis,
y que vuestra muerte venga pronto,
seguiré vuestro ataúd
en la pálida tarde,
y esperaré mientras sois bajados
a vuestro lecho de muerte,
y me quedaré sobre vuestra tumba
hasta asegurarme que estáis muertos.
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Una fuerte lluvia va a caer 

                       ¿Dónde has estado hijo mío
                       de los ojos azules ?
                       ¿Dónde has estado mi pequeño
                       querido?
He tropezado en el costado de doce
                        montañas nubladas
He caminado y gateado en seis
                        autopistas inclinadas
Me he parado en el medio de siete
                        florestas tristes
He estado afuera de frente a una docena
                       de océanos muertos
He estado diez mil millas en la boca
                       de una tumba
Y es una fuerte, fuerte, fuerte, fuerte
Y es una fuerte lluvia la que va a caer.

                       ¿Qué has visto hijo mío
                       de los ojos azules?
¿Qué has visto mi pequeño
                       querido?
Vi un niño recién nacido con lobos salvajes
                       a su alrededor;
Vi una carretera de oro sin nadie
                       en ella
Vi una rama negra con sangre
                       que seguía cayendo
Vi un cuarto lleno de hombres
                       con martillos ensangrentados
Vi una blanca escala toda cubierta
                       de agua
Vi diez mil conversadores con las lenguas
                       todas rotas
Vi revólveres y espadas filosas en las manos
                       de pequeñuelos
Y es una fuerte, fuerte, fuerte, fuerte,
Y es una fuerte lluvia la que va a caer

                       ¿Qué escuchaste hijo mío
                       de los ojos azules?
¿Qué escuchaste mi pequeño
                       querido?
Escuché el sonido del relámpago
                       que bramaba advertencias
Escuché el rugido de una ola capaz
                       de inundar al mundo entero
Escuché a cien tarn-tarns cuyas manos
                       estaban incendiadas
Escuché a diez mil murmurando
                       y nadie escuchaba
Escuché a una persona morir de hambre
                       y a muchos reírse
Escuché la canción de un poeta que murió
                       en el arroyo
Escuché los sonidos de un payaso que lloraba
                       en el callejón
Escuché el sonido de una persona que clamaba
                       ser humano
Y es una fuerte, fuerte, fuerte, fuerte
Y es una fuerte lluvia la que va a caer.

                        ¿A quién encontraste  hijo mío
                        de los ojos azules?
¿A quién encontraste mi pequeño
                        querido?
Encontré a un chico al lado de un pony muerto
Encontré a un blanco arrastrando a un perro negro
Encontré a una joven cuyo cuerpo se quemaba
Encontré a un joven que me dio un arco iris
Encontré a un joven que estaba herido de amor
Encontré otro hombre herido de odio
Y es una fuerte, fuerte, fuerte, fuerte,
Y es una fuerte lluvia la que va a caer.

                       ¿Que harás ahora hijo mío
                       de los ojos azules?
¿Qué harás ahora mi pequeño
                       querido?
Me voy afuera antes que la lluvia
                       comience a caer
Caminaré hacia las profundidades de la floresta
                       oscura más profunda
Donde la gente es numerosa y sus manos
                       están vacías
Donde las píldoras de veneno están inundando
                       sus aguas
Donde la casa del valle encuentra
                       la prisión húmeda y sucia
Donde el rostro del verdugo está siempre
                       bien escondido
Donde el hambre es feo, donde las almas
                       son olvidadas
Donde el color es negro, donde nada
                       es el número
Y yo diré y lo hablaré y lo pensaré
                       y lo respiraré
Y lo reflejaré desde la montaña para que todas
                       las almas lo puedan ver
Entonces me pararé sobre el océano hasta
                       empezar a hundirme
Pero sabré bien mi canción antes de empezar
                       a cantar
Y es una fuerte, fuerte, fuerte, fuerte,
Y es una fuerte lluvia la que va a caer.
..........................
El sueño de Bob Dylan

Mientras viajaba en un tren rumbo al oeste
caí dormido para tomarme un descanso;
me puso triste un sueño que tuve
concerniente a mí mismo y a los primeros
pocos amigos que tuve.
 
Con los ojos medio abatidos,
clavé la vista en la habitación
donde mis amigos y yo
pasamos muchas tardes
donde todos juntos superamos
más de una tormenta
riendo y cantando hasta las tempranas
horas del alba.
 
Junto a la vieja estufa de madera
donde colgaban nuestros sombreros,
nuestras palabras fueron dichas,
nuestras canciones cantadas,
donde estábamos convencidos
de no esperar nada,
hablando y hablando sobre el mundo
que nos rodeaba.
 
Con los corazones acosados debido
al calor y el frío,
nunca pensamos que alguna vez
pudiéramos envejecer;
pensamos que podíamos estar
siempre bromeando,
pero en realidad nuestras posibilidades
eran ninguna entre un millón.
 
Que fácil era distinguir el negro del blanco,
entonces en todo era fácil distinguir
el mal del bien;
y nuestras alternativas eran pocas
así que nunca nos asaltaba la idea
de que el camino que viajáramos,
estallaría en pedazos.
 
Cuantos años se han pasado e ido,
muchas las jugadas
que se han perdido y ganado;
y muchos los caminos tomados por
muchos de mis amigos,
y a ninguno de ellos he vuelto a ver.
 
Deseo, deseo, deseo en vano,
que pudiéramos simplemente
estar de nuevo en aquella habitación;
enseguida y gustoso, cien mil dólares
daría si nuestras vidas pudieran ser
como entonces.
....................................
Caminando por New York 

Vagando fuera del salvaje Oeste
dejando atrás las ciudades que más quiero
Pensaba que había visto
momentos buenos y malos
Hasta que llegué a Nueva York
Gente metiéndose bajo tierra
Edificios levantándose hacia el cielo.

Es invierno en Nueva York
El viento helado sopla alrededor
Camina alrededor sin ir a ningún lado
Podrías congelarte hasta los huesos
Yo me congelé hasta los huesos
El New York Times dijo que era
el invierno más frío en diecisiete años
Yo no sentía tanto frío entonces.

Columpiaba mi vieja guitarra
me agarré a un metro
Y después de un mareante viaje
de vueltas y tambaleos
Aterricé en el centro de la ciudad
El Greenwich Village.

Anduve por allá abajo y terminé
en uno de aquellos coffee-houses de la zona
Subí al escenario a tocar y cantar
El tipo de allí dijo: "regresa algún otro día
Suenas como un hillbilly
Aquí queremos cantantes de folk".

Bueno, conseguí un trabajo de armónica
comencé a tocar
Sacando aire de mis pulmones por un dólar diario.
Soplé lo de dentro fuera y lo de arriba abajo
El tipo dijo que le gustaba mi sonido
Deliraba con mi sonido, tanto, que
¡valía un dólar diario!.

Y después de semanas y semanas
de dar vueltas
Finalmente conseguí un empleo en Nueva York
en un sitio grande, y también un buen sueldo
incluso me sindiqué y pagué mis cuotas.

Un gran hombre dijo una vez
Que algunas personas te roban
con una estilográfica
No hacía falta pensar mucho para saber
exactamente de lo que hablaba
Mucha gente no tiene mucha comida
en su mesa
Pero tienen muchos tenedores y cuchillos
Y tienen que cortar algo.

Así que, una mañana
cuando el sol pegaba de firme
me fui de Nueva York,
Me calé la visera hasta mis ojos
Y me dirigí afuera, hacia los cielos del oeste
Adiós, Nueva York; qué tal, East Orange.
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Chica negra

Chica negra
ha sido engañada
no es mala
pasada por una chimenea
pasada por un gallinero
vestida de negro
mono plateado
en su espalda
criada negra mamá
borracho papá
haciendo los peores trabajos
en medio de la ley
diez hermanos
con cara de rata
lápida dispuesta
zanja cavada
y falta de caricias
escalera de servicio
asfixiándose
chica negra
devuelve el golpe
roba, empeña
vive del oficio
se sienta y espera en la boca de riego
le gusta el calor
sus ojos encuentran
un grupo de huelguistas
al otro lado de la calle
en su cabeza resuenan
los muelles de la cama
un grito de libertad
tú hablas del orden
ella empeñaría
el mundo
por un dólar veinticinco
chica negra
vestida de negro
saco de yute
a punto de reventar
ha estado ausente
continúa
yo mismo me entrego a ti
para que me empeñes
...............................
11 Epitafios esbozados

Woody Guthrie fue mi último ídolo
fue mi último ídolo
porque fue el primer ídolo
que encontré
que me enseñó
cara a cara
que los hombres son hombres
hasta el punto de destrozarse él mismo
como ídolo
y que los hombres tienen razones
para lo que hacen
y lo que dicen
y que todo acto puede ser puesto en entredicho
sin dejar ni intocable
ni dada por supuesta ninguna orden
obedeciéndola e inclinándose ante ella
olvidando tus propios instintos naturales
(porque hay un millón de razones
en el mundo
y un millón de instintos
corriendo libremente
y no serán muchas las veces
en que ambos se encuentren)
los ídolos invisibles crean el miedo
y pisotean las esperanzas cuando se vienen abajo
Woody nunca me causó miedo
ni pisoteó ninguna esperanza
porque llevaba un libro del Hombre
y me lo dio para leerlo un rato
y en ese libro aprendí mi más importante lección

me preguntas "¿qué se siente al ser un ídolo?"
sería estúpido por mi parte responder, ¿no...?
......................................
La huida del vagabundo

Ayudadme en mi miseria
Oí al vagabundo decir
Cuando le sacaban del tribunal
Y se lo llevaban
«Mi camino no ha sido agradable
Y me queda poco tiempo,

Y sigo sin saber
Qué mal le he hecho yo a nadie»

El juez se quitó la toga,
Sus ojos se llenaron de lágrimas
«Jamás lo comprenderías», le dijo,

«¿Por qué tienes que intentarlo?» ,
Fuera el público alborotaba,
Se le podía oír desde la puerta,
Dentro el juez bajaba del estrado
Mientras el jurado clamaba pidiendo más.

«¡Oh!, callen ya a ese maldito jurado»,
Gritaron el asistente y la enfermera.
El juicio ya fue bastante malo,
Pero esto es diez veces peor.
Justo entonces, un rayo,
Reventó el Juzgado,
Y mientras todo el mundo caía de rodillas a rezar,
El vagabundo escapó.
.................................
Demasiadas mañanas

En la calle los perros están ladrando
y el día se oscurece
a medida que cae la noche
los perros perderán su ladrido
y la noche silenciosa se quebrará
por los sonidos interiores de mi mente
porque tengo demasiadas mañanas
y más de mil millas detrás.
 
Desde la encrucijada frente a mi puerta
mis ojos empiezan a apagarse
mientras giro mi cabeza hacia la habitación
donde mi amor y yo nos yacimos.
y luego vuelvo a mirar la calle
la acera y el cartel
y tengo demasiadas mañanas
y más de mil millas a mis espaldas.
 
Es una sensación frustrante
que no es buena para nadie
cuando todo lo que estoy diciendo
lo puedes decir tan bien como yo,
tú estás acertado desde tu punto de vista
y yo estoy acertado desde el mío
pero nos separan demasiadas mañanas
y más de mil millas.
...........................................
Amor bajo cero / sin barreras

Mi amor habla como el silencio
sin ideales ni violencia,
ella no tiene que decir que es fiel
y sin embargo es sincera como hielo,
como fuego;
la gente lleva rosas
y hace promesas en cada momento,
mi amor ríe como las flores,
los Valentines no pueden comprarlo.
 
En los mercadillos y paradas de autobús
la gente habla de situaciones
lee libros, repite citas
escribe conclusiones en la pared,
algunos hablan del futuro,
mi amor habla quedamente,
ella sabe que no hay éxito como el fracaso
y que el fracaso no es ningún éxito.
 
La capa y la espada se mecen,
las damas encienden las velas
en las ceremonias de los jinetes,
hasta el peón abriga un rencor;
estatuas hechas de cerillas
se desploman unas contra otras,
mi amor pestañea, no se inmuta,
sabe demasiado para discutir o juzgar.
 
El puente tiembla a medianoche,
el médico rural divaga,
las sobrinas de los banqueros
buscan la perfección
esperando todos los regalos
que traen los hombres sabios;
el viento aúlla como un martillo,
la noche sopla fría y lluviosa,
mi amor es como un cuervo
con un ala rota en mi ventana.

domingo, 11 de marzo de 2012

Joseph Brodsky (1940 - 1996) Rusia



Canción de amor

Si te estuvieras ahogando, acudiría a salvarte,
          a taparte con mi manta y a ofrecerte té caliente.
Si yo fuera comisario, te arrestaría y te
          encerraría en una celda con la llave echada.

Si fueras un pájaro, grabaría un disco
          y escucharía toda la noche tu trino agudo.
Si yo fuera sargento, tú serías mi recluta
          y, chico, te aseguro que te encantaría la instrucción.

Si fueras china, aprendería tu idioma, quemaría
          mucho incienso, llevaría tu ropa rara.
Si fueras un espejo, asaltaría el baño de las señoras,
          te daría mi lápiz rojo de labios y te soplaría la nariz.

Si te gustaran los volcanes, yo sería lava
          en constante erupción desde mi oculto origen.
Y si fueras mi esposa, yo sería tu amante,
          porque la Iglesia está firmemente en contra del divorcio.
....................................
Me han culpado de todo, salvo del tiempo...

Me han culpado de todo, salvo del tiempo,
yo mismo me suelo amenazar con un duro rescate.
Mas pronto me arrancaré, como se dice, los galones,
y me convertiré en una simple estrella.

Y brillaré en el adiós como un teniente de los cielos,
cuando oiga el trueno, me ocultaré entre la nube
sin ver cómo la tropa, bajo el empuje de los saldos,
huye bajo el acoso de la pluma.

Cuando alrededor ya no hay lo que una vez estuvo
no importa si es un blitz o si os cogen prisionero.
Así el escolar, al ver en sueños el tintero,
mejor dispuesto está a multiplicar que tabla alguna.

Y si, por la velocidad con que va la luz, no esperas premio,
al menos el blindaje del común no ser
valore tal vez los intentos de mudarlo en cedazo
y por la brecha que abrí me dé las gracias.
.......................................
Melodía de Belfast

He aquí una muchacha de una ciudad peligrosa.
Se corta corto su pelo oscuro
para tener que fruncir menos el ceño
cuando alguien resulta herido.

Pliega sus recuerdos como un paracaídas.
Junta la turba deshechada
y cocina verduras en casa: disparan
aquí donde comen.

Ah, hay más cielos en estos lugares que, digamos,
tierra. De aquí que el tono de su voz
y su mirada manchen tu retina como una bombilla gris
cuando enciendes

hemisferios, y su falda acolchada que le llega a la rodilla
cortada para coger las ráfagas de viento,
sueño con ella amada o asesinada
porque la ciudad es muy pequeña.
...............................
Intervención en la Sorbona

Conviene, en todo caso, estudiar filosofía
después de los cincuenta. Y más, si cabe, edificar
modelos de una sociedad. Antes debemos
aprender a cocinar un caldo y a freír, no digo ya a pescar,
pescado, hacer un café como es debido.
De lo contrario, las leyes éticas
huelen a cinturón paterno o bien a traducción
del alemán. Hay que aprender primero
a perder las cosas, más que a adquirirlas,
odiarse más que a un tirano,
apartar años enteros la mitad de tu exigua paga
para la habitación, y luego razonar
sobre la victoria final de la justicia. Que llega siempre
con retraso, por lo menos al cabo de un cuarto de siglo.

Conviene estudiar la obra de un filósofo por el tamiz
de la experiencia, con gafas (que de hecho es lo mismo),
cuando las letras se derriten, o cuando una señora
en cueros sobre una sábana arrugada de nuevo
os parece una foto o la reproducción
del cuadro de un pintor. El verdadero amor
a la sabiduría no pide ser correspondido
y desemboca no en boda
a modo de ladrillo editado en Göttingen,
sino en una imposible actitud hacia uno mismo,
en el color de la vergüenza, a veces, en una elegía.
(Suena el tranvía en algún lugar, los ojos se te pegan,
regresan entre coplas los soldados del burdel,
llueve y es lo único que os recuerda a Hegel).

La verdad es que la verdad
no existe. Más ello no os libra
de toda responsabilidad, sino justo al revés.
La ética no es más que el mismo vacío que llena,
constantemente casi, la conducta humana;
no es más, si les parece, que el propio cosmos.
Los dioses no aman la bondad por su cara bonita,
sino porque, de no existir el bien, ellos no existirían.
Así que, a su vez, también los dioses llenan el vacío.
Y con afán tal vez aún más sistemático
que el nuestro, pues con nosotros más vale
no contar. Aunque somos mucho más
de lo que nunca fuimos, y no estamos en Grecia:
nos pierden las nubes bajas, y la lluvia, como ya se ha dicho.

Hay que estudiar filosofía cuando ésta
no nos hace falta. Cuando adivináis ya
que los asientos de vuestro comedor y la Vía Láctea
están relacionados de modo más estrecho
que los efectos y las causas, más que vosotros mismos
con vuestros familiares. Que sillas y estrellas
tienen en común su cualidad de insensibles, su inhumanidad.
¡Y eso es algo que une con más fuerza que la propia sangre,
Y que cópula alguna! Naturalmente, no es bueno
Pretender asemejarse a las cosas. Pero, por otra parte,
Cuando enfermáis no tenéis por qué curaros, tampoco temblor
por cómo os veáis. Esto es lo que la gente sabe
después de los cincuenta. Y es la razón por la que,
al verse en el espejo, mezcla metafísica y estética
................................
En el basurero de la ciudad de Nantucket

A Stephen White

Lo perecedero devora lo perecedero a plena luz del día,
moribundo a su vez a finales de noviembre;
las gaviotas, hurgando la basura, intentan sobrepasar
a la nieve, o por lo menos retrasarla.

El temerario alfabeto primordial, atacando por doquier
el muro de oxígeno, constituye un prefacio
para la anarquía del desperdicio:
en el principio fue un chillido.

En sus ws tartamudeantes se lee no tanto el hambre
sino la lascivia de garras con forma de coma por
lo que las sobrevive, o también por el sobrevuelo de una página
arrancada del grueso del volumen

mientras las tazas de un loco anemómetro giran
como en una descompuesta ceremonia de té, y el Atlántico
enfrenta, inexorable en su oleaje,
el pronóstico de oscuridad.
...................................
Dedicatoria

Ni tú, lector, ni el azul marino
detrás de la cortina, ni el arcón marrón,
ni el cambio del mejor tu-tu de bailarina,
ni de la lámpara el tallo en torsión
felina –como el carbón que da la mina
con la catástrofe de tren–
con lo que brota de mi pluma
nada tienen que ver.
Tú no existes para mí; a tu entender,
yo soy cirílica grafía, un decir…
Pero la sintonía entre dos sistemas de no ser
es más potente que en dos modos de existir.
Hojéame, por tanto, mientras no irrumpa
del himno el texto para el último viaje.
Tú eres todo o nadie, y es mutua
la anónima franqueza del lenguaje.
................................
Post aetatem nostram
                                                                  A A. Ya. Serguéyev

I. «Imperio -país para idiotas.»
Llega el Emperador y el tráfico está cortado.
Se apretuja el gentío
contra los legionarios: canciones y gritos;
pero el palanquín marcha cerrado. El objeto del amor
no quiere ser objeto de curiosos.

Tras el palacio, en un café vacío,
un griego vagabundo jugando al dominó
con un barbudo inválido. En los manteles
descienden los despojos de la luz exterior,
y el eco de los vivas mueve suavemente
las cortinas. El griego, que ha perdido,
cuenta los dracmas; encarga el vencedor
un huevo crudo y una pizca de sal.

En la espaciosa alcoba, un viejo rentista
cuenta a una joven hetera
que vio al Emperador.
La hetera no lo cree y de él se carcajea.
Así son sus preludios al juego del amor.
.................................
Yo no era más que aquello que tú...
                                                                              A.M.B.

Yo no era más que aquello que tú
con la mano acariciabas,
allí donde en noche de pavor,
cerrada, la frente reclinabas.

Yo no era más que aquello que tú
distinguías allá, abajo:
primero, solamente imagen vaga,
mucho después, también los rasgos.

Tú fuiste quien, ardiendo,
creaste en un susurro
las conchas de mi oído,
el diestro y el siniestro.

Tú quien, meciendo la cortina
en el mojado cuenco de la boca,
me plantaste la voz
que te llamaba a gritos.

Yo estaba ciego, simplemente.
Y tú, escondida, brotando,
me obsequiabas el don de ver.
Así es como se deja rastro.

Así es como se engendran mundos.
Así, a menudo, tras crearlos,
los dejan dando vueltas
los dones dilapidando.

Así, ora al fuego lanzado,
ora al frío, ya a la luz, ya a lo oscuro,
perdido en la creación del mundo,
el globo va girando.
...............................
Oda al concreto

Me sobrevivirás, viejo y buen concreto,
como yo he sobrevivido, parece, a algunos hombres
que me habían tomado, también, por una especie de calle,
citando el color de los ojos o semblante.

Así es que alabo tu apariencia inanimada, porosa
no por envidia, sino como tu pariente más
próximo -menos durable, plagado de junturas
sueltas, aunque todavía agradecido a los arquitectos.

Aplaudo tus humildes orígenes -para ser exacto,
sin sentido-, rugido y chillido de frenos,
completamente emparejado, sin embargo, por la meta
abstracta, más allá de mi alcance.

No es que nada engendre su clase,
sino que el futuro prefiere cortejar
una conquista que es resueltamente ciega
y envuelta en una larga y petrificada falda.
.......................................
He entrado en una jaula

He entrado en una jaula en vez de una bestia salvaje,
quemado mi oración y apodo con una uña en una choza prisión,
vivido junto al mar, jugado a la ruleta,
cenado con el diablo sabe quién vestido de frac.
Desde lo alto de un glaciar he inspeccionado medio mundo,
me he ahogado tres veces, dos veces descuartizado.
Abandonado el país que me nutrió.
Con aquellos que me han olvidado es posible hacer una ciudad.
Me he descolgado por estepas que recuerdan el grito del huno,
vestido con aquello que vuelve a estar de moda,
plantado cebada, cubierto con papel alquitranado el suelo trillado
y no he bebido sólo agua.
He admitido en mis sueños la pupila azul del carcelero,
mordisqueado el pan del exilio sin dejar una miga.
He hecho que mis cuerdas vocales profieran todo tipo de sonidos aparte de un aullido ;
he descendido al susurro. Ahora tengo cuarenta.
¿Qué debo decir de mi vida? Que ha sido larga.
Sólo con el dolor siento solidaridad.
Pero hasta que rellenen con arcilla mi boca, de ella sólo resonará gratitud.