Yo leo a los maestros

jueves, 11 de julio de 2013

Edgar Lee Masters (1868 - 1950) Estados Unidos


Textos tomados de Spoon River 

Amanda Barker

Henry me embarazó
sabiendo que no podría dar a luz
sin perder la vida.
Así fue que en mi juventud
pasé por los portales de polvo.
Viajero: en el pueblo donde viví se cree
que Henry me amó con amor de esposo,
mas proclamo desde el polvo
que por satisfacer su odio me mató.
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Chase Henry

En vida fui el borracho del pueblo.
Cuando morí el cura no quiso sepultarme
en el Campo Santo,
lo cual me favoreció
porque los protestantes compraron el lote
y enterraron mi cuerpo aquí,
cerca de la tumba de Nicholas, el banquero,
y su esposa, Priscilla.
Observad, almas prudentes y devotas,
las contracorrientes de esta vida
que honran en la muerte
a los que en desgracia vivieron.
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Juez Somers

¿Cómo puede ser, dígame,
que yo, el más erudito de los abogados,
yo, que me sabía a Blackstone y Coke
casi de memoria, el que hizo el más grande discurso
que la Corte jamás escuchó, el que escribió
un informe que ganó los elogios del Juez Breese...?
¿Cómo puede ser, díganme,
que yazga aquí sin losa, olvidado,
mientras Chase Henry, el borracho del pueblo,
tiene lápida de mármol, coronada por una urna
en la que la Naturaleza, de irónico ánimo,
ha sembrado mala hierba, floreciente?
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Minerva Jones

Yo soy Minerva, la poetisa del pueblo.
Me insultaban e injuriaban los patanes de la calle
por mi cuerpo pesado, por bizca, por mi andar
quebrado,
y mucho más cuando “Butch” Weldy me apresó
después de una cacería brutal;
me dejó con mi destino y el doctor Meyers;
y me deslizaba cada vez más hacia la muerte,
empezaba a entumecérseme el cuerpo
de los pies para arriba,
como si entrara poco a poco en un arroyo de hielo.
¿No irá nadie al periódico local
a juntar en un volumen mis versos?
¡Estaba tan sedienta de amor!
jTan hambrienta de vida!
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"Indignación" Jones

¿No me creerían, verdad, si les dijera
que era yo de buen abolengo gales,
que tenía la sangre más pura
que la basura blanca de aquí,
que mi linaje era más directo que el de los neoingleses
y los virginianos de Spoon River?
No creerían que fui a la escuela
y que había leído libros.
Sólo me vieron como un hombre gastado
de pelo y barba enredados,
un hombre de ropa deshilachada.
A veces la vida se vuelve un cáncer
de tantos golpes, tanto golpe sin tregua,
y se convierte en una masa purpúrea
como plaga que ataca al maíz.
Yo fui carpintero, atascado en el fango de la vida
en que anduve, pensándola una pradera,
mi mujer, una perdida, y la pobre Minerva, mi hija,
la que ustedes atormentaron y arrojaron a su muerte.
Por eso me arrastré como caracol por los días
de mi vida.
Nunca más oirán mis pasos en la mañana
retumbar sobre el hueco de la acera,
caminando a la tienda por una pizca de maíz
y cinco centavos de tocino.
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“Butch” Weldy

Después de recibir la religión y sentar cabeza
me dieron trabajo en la fábrica de enlatados.
Todas las mañanas me tocaba llenar
el tanque de gasolina que estaba atrás,
el tanque que alimentaba los sopletes
que, en turno, calentaban los fierros de soldar.
Y yo, para hacerlo, tenía que subir
los travesaños de una raquítica escalera
con todo y cubetas llenas de gasolina.
Un día, al vaciar el líquido,
el aire se inmovilizó y pareció hincharse.
Me disparé con la explosión del tanque
y caí con las piernas destrozadas;
mis ojos se volvieron dos pedazos de carbón.
Alguien dejó un soplete prendido
y el tanque chupó la llama.
El juez del distrito dijo que la culpa
podría ser de cualquiera de mis compañeros
y así el hijo del viejo Rhodes
no tenía que pagarme nada.
Me quedé en el banquillo, tan ciego
como Jack el violinista, repitiendo la frase:
“Jamás lo había visto”.
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Knowl Hoheimer

Fui la primera sangre
de la batalla de Missionary Ridge.
Cuando sentí la bala atravesar mi corazón,
pensé que mejor hubiera ido a la cárcel
por robar los cerdos de Curl Trenary
en vez de huir y enrolarme en el ejército.
Mil veces prefiero la cárcel del condado
que yacer aquí bajo una Victoria de mármol
y este pedestal de granito
soportando la inscripción “Pro Patria”.
Siempre quise preguntar
el significado de esas palabras.
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Lydia Puckett

Knowlt Hoheimer huyó a la guerra
el día antes de que Curl Trenary
lo acusara ante el juez Arnett
de robar cerdos.
Pero no por eso se hizo soldado.
Vio que andaba con Lucius Atherton,
reñimos y le dije que nunca más
se cruzara en mi camino.
Fue entonces que robó los cerdos
y se marchó a la guerra.
Detrás de cada soldado hay una mujer.
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Percy Bysshe Shelly

Mi padre, dueño del taller de carruajes,
y enriquecido con el negocio de herraduras,
me mandó a la Universidad de Montreal.
No aprendí nada y volví a mi pueblo
y vagaba por los campos con Bert Kessler
cazando codorniz y agachadiza.
En Lago Thompson el gatillo de mi escopeta
se atoró en la borda de la lancha
y se me abrió un gran hueco en el corazón.
Sobre mi tumba un padre cariñoso
erigió este tallo de mármol
sobre el cual se ve la figura de una mujer
esculpida por un artista italiano.
Dicen que las cenizas de mi homónimo
fueron esparcidas por la pirámide de Cayo Cestius
en algún lugar cercano a Roma.
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Julia Miller

Reñimos esa mañana,
pues él tenía sesenta y cinco años
y yo tenía treinta.
Estaba nerviosa y me pesaba el hijo
cuyo nacimiento me atemorizaba.
Pensé en la última carta que me escribiera
esa joven alma, ya lejana,
cuya traición oculté
al casarme con el viejo.
Entonces tomé morfina y me senté a leer.
Por entre las tinieblas que me llenaron los ojos
veo aún la luz vacilante de estas palabras:
“Y Jesús le habló: te digo
en verdad que hoy estarás
conmigo en el paraíso”.
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Lucius Atherton

Cuando se me rizaba el bigote
y mi pelo era negro,
cuando me ponía pantalones ajustados
y un diamante en el cuello,
fui excelente raptor de corazones: burlé a muchas.
Pero cuando hicieron las canas su acto de presencia...
¡ay! una nueva generación de muchachas
se reía de mí, sin tenerme miedo,
y ya no tuve más aventuras emocionantes
en las que por poco me mataran por sinvergüenza
desalmado;
sólo amoríos secos, amoríos recalentados
de otros días, de otros hombres.
Y pasaron los años hasta que me fui a vivir
al restorán de Mayer donde comía entremeses,
gris, desgreñado, don Juan rural sin dientes, rechazado.
Hay una sombra poderosa que canta aquí
de una que se llama Beatriz.
Ahora puedo ver que el poder de su grandeza
me llevó a reptar por el más bajo de los fondos.
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Cooney Potter

De mi padre heredé cuarenta acres
y trabajando mi esposa, mis dos hijos
y dos hijas de sol a sol, me hice de mil acres.
Pero no satisfecho,
queriendo ser dueño de dos mil acres,
corrí por los años con hacha y arado
trabajando con privaciones yo, mi esposa, mis hijos
y mis hijas.
Squire Higbee me hace una injusticia al decir
que morí por fumar puros Red Eagle.
Comer pay caliente y tragar café
durante las horas en que más quema el sol
de la cosecha...
Eso es lo que me trajo aquí
antes de cumplir mis sesenta años.
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Jones El Violinista

La tierra mantiene una vibración
por las venas de tu sangre y eres tú.
Y si la gente se entera de que tocas el violín,
pues tienes que tocarlo, y toda la vida.
¿Qué ves, un agosto de trébol,
una pradera que lleva al río?
El viento sopla por los maizales; o te frotas las manos
por las reses que irán al mercado
o escuchas el rumoreo de faldas
como de muchachas cuando bailan en La Arboleda.
Para Cooney Potter una polvareda
o un torbellino de hojas siempre fue sequía;
pero para mí eran como el Pelirrojo Sammy
en un zapateado de “Turalú”.
¿Cómo trabajar mis cuarenta acres
—de comprar más ni hablar—
cuando una orquesta de cuernos, fagotes y flautines
se alborotaba en mi cabeza por el canto de los pájaros
y el crujir de un molino, nada más?
Y nunca pude arar sin que alguien,
parado en el camino, me invitara a un baile o barbacoa.
Me quedé con mis cuarenta acres,
terminé con un violín quebrantado...
quebrantada la risa y mil recuerdos,
y jamás me arrepentí.
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Néllie Clark

Sólo tenía ocho años;
y antes de crecer y saber lo que era,
no encontraba las palabras para decirlo, sólo sabía
que tenía miedo y se lo fui a contar a mamá;
y mi padre consiguió una pistola
y habría matado a Charlie, un muchacho ya grande
de quince años, si por su padre no hubiera sido.
De todas maneras se me quedó la historia.
Pero el hombre que se casó conmigo, viudo de treinta
y cinco años,
era nuevo en el pueblo y no supo del incidente
hasta dos años después de la boda.
Luego dijo que lo habían engañado,
y el pueblo acordó que en realidad no era virgen.
Total, me abandonó, y morí
en invierno, unos meses después.
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George Gray

Muchas veces he estudiado
el mármol que me cincelaron:
un barco con vela aferrada, en bahía, descansando.
En verdad es el retrato no de mi destino,
sino de mi vida.
Pues me ofrecieron amor y huí de su desilusión;
la tristeza tocó a mi puerta, pero me dio miedo;
me llamó la ambición, pero temía las consecuencias.
Y aún así
todos los días ansiaba que mi vida significara algo.
Ahora comprendo que hay que desplegar la vela
y aprovechar los vientos del destino,
no importa a dónde lleven el barco.
Hallar el significado de la vida puede terminar en locura,
pero la vida sin significado es la tortura
del insomnio y vagos deseos...
Es un barco que anhela el mar, siempre temeroso.
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Wendell P. Bloyd

Primero me acusaron de faltas a la moral,
ya que no hubo ley contra la blasfemia.
Después me encerraron por loco,
y un guardia católico me mató a golpes.
Mi ofensa fue ésta:
dije que Dios le mintió a Adán, y lo destinó
a vivir la vida de un idiota,
sin saber que en el mundo hay mal, lo mismo que bien.
Y cuando Adán se mostró más listo que Dios, comiéndose
la manzana,
la mentira se hizo patente.
Y Dios lo arrojó del Edén para evitar
que tomara el fruto de la vida eterna.
¡Por Cristo! Ustedes son gente sensata.
Escuchen lo que Dios mismo dice de esto en el Génesis:
“He aquí el hombre es como
uno de nosotros” (un poco de envidia, ¿verdad?),
“sabiendo el bien y el mal” (se descubre la mentira
de que todo es bueno):
“Ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también
del árbol de la vida, y coma y viva para siempre”.
Y lo sacó Jehová del huerto del Edén.
(La razón, creo, por la cual Dios
crucificó a Su Propio Hijo
para salir de esta miserable maraña,
es que de Él no se esperaba menos).



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