Yo leo a los maestros

martes, 11 de octubre de 2011

Wang Wei (701 - 761) China


Las murallas de Meng

Mi nueva casa está
junto a las puertas de Meng
entre viejos árboles
y sauces marchitos.
¿Quién me sucederá?
Lo desconozco.
Vana fue la tristeza
de los que partieron.

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Al perfecto Chang

Mi otoño: entro en la calma,
Lejos el mundo y sus peleas.
No más afán que regresar,
Desaprender entre los árboles.
El viento del pinar abre mi capa,
Mi flauta saluda a la luna serrana.
Preguntas, ¿qué leyes rigen "éxito" y "fracaso"?
Cantos de pescadores flotan en la ensenada.

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Los montes de Hua Zi

Se van volando los pájaros
no se sabe hacia dónde,
y de nuevo se cubren las montañas
de color otoñal.
Subo y subo y luego bajo
por los montes de Hua Zi:
hasta qué extremo ha llegado
la tristeza que me embarga

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Las montañas de Jinzhu

Se refleja en los sándalos
la melodía etérea,
verdes esmeraldas fluyen
en la onda del río.
Alguien ha entrado en secreto
por los caminos del Shang,
son acaso leñadores
pero no puedo saberlo.

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Ascensión

El caserío anidó en el acantilado.
Entre nubes y nieblas la posada:
Atalaya para ver la caída del sol.
Abajo el agua repite montes ocre.
Se encienden las casas de los pescadores.
Un bote solo, anclado. Los pájaros regresan.
Soledad grande. Se apagan cielo y tierra.
En calma, frente a frente, el ancho río y el hombre.

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El parque de los ciervos

En la montaña vacía no se ve un hombre,
Sólo se oye el eco de voces humanas.
Vuelven las sombras, entran profundo en el bosque,
Otra vez brilla el sol, sobre los líquenes verdes.

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Mañana

La flor de durazno está más roja por la lluvia de anoche,
Los sauces están más verdes en la niebla de la mañana.
Los pétalos que caen aún no fueron barridos por los sirvientes,
Los pájaros cantan, el huésped de la montaña aún duerme.

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Poema

Últimamente comprendí el significado de la tranquilidad,
día tras día me mantuve apartado de la multitud.
Limpié mi cabaña y la preparé para la visita de un monje,
que llegó a visitarme desde las montañas lejanas.
Vino bajando desde los picos ocultos por las nubes,
para verme en mi casa de techo de paja.
Sentados en el pasto compartimos la resina del pino,
quemando incienso leímos los sutras del Tao.
Al terminar el día encendimos nuestra lámpara,
las campanas del templo anuncian el
comienzo de la noche.
Repentinamente advertí que la
tranquilidad es realmente Felicidad,
y sentí que mi vida tiene abundante ocio.

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Despedida


Desmonto. Mientras bebemos vino:

¿Adónde irás? El mundo me ha engañado:

A mi colina del mediodía me vuelvo.

Ve, vete. No pregunto más:

Nubes blancas sin fin, nubes.

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Sauces y ondas

Divididos en hileras, juntos
los hermosos árboles
y sus sombras invertidas
que entran en las claras ondas.
En los fosos del palacio
la imitación no sucede:
el viento de primavera acrece la pena
de nuestra separación.

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