Yo leo a los maestros

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Luis Carlos López (1883-1950)

Tarde de verano

La sombra, que hace un remanso
sobre la plaza rural,
convida para el descanso
sedante, dominical…

Canijo, cuello de ganso,
cruza leyendo un misal,
dueño absoluto del manso
pueblo intonso, pueblo asnal.

Ciñendo rica sotana
de paño, le importa un higo
la miseria del redil.

Y yo, desde mi ventana,
limpiando mi fusil, me digo:
--¿Qué hago con este fusil?
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Muchachas solteronas

Muchachas solteronas de provincia,
que los años hilvanan
leyendo folletines
y atisbando en balcones y ventanas…

Muchachas de provincia,
las de aguja y dedal, que no hacen nada,
sino tomar de noche
café con leche y dulce de papaya…

Muchachas de provincia,
que salen –si es que salen de la casa—
muy temprano a la iglesia,
con un andar doméstico de gansas.

Muchachas de provincia,
papandujas, etcétera, que cantan
melancólicamente
de sol a sol: – “Susana ven”… “Susana”…

¡Pobres muchachas, pobres
muchachas tan inútiles y castas,
que hacen decir al Diablo,
con los brazos en cruz: –¡Pobres muchachas!...
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Sepelio

Cuantas mujeres, cuando muera
Se ocuparán, tal vez de mí!.
( A Inés la quise en la escalera,
y a Juana en un chiribitil).

Mas todo en vano!. Oh qué agorera
La última farsa hecha en latín,
Junto al cochero de chistera
Senatorial, ebrio de anís!.

Malos discursos, tres coronas
Y yo indefenso!. Las personas
Graves dirán: De qué murió?

Mientras que Luisa, Rosa, Elena
Podrán decir: Oh, que alma buena!
Pensando a solas: Fue un bribón!.
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Medio ambiente

—"Papá, ¿quién es el rey?
—Cállate, niño, que me comprometes".
Swift

Mi buen amigo el noble Juan de Dios, compañero
de mis alegres años de juventud, ayer
no más era un artista genial, aventurero...
—Hoy vive en un poblacho con hijos y mujer.

… Y es hoy panzudo y calvo. Se quita ya el sombrero
delante de un don Sabas, de un don Lucas... ¿Qué hacer?
La cuestión es asunto de catre y de puchero
sin empeñar la "Singer" que ayuda a mal comer...

Quimeras moceriles —mitad sueño y locura;
quimeras y quimeras de anhelos infinitos,
y que hoy —como las piedras tiradas en el mar—

se han ido a pique oyendo las pláticas del cura,
junto con la consorte, la suegra y los niñitos...
¡Qué diablo!... Si estas cosas dan ganas de llorar
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Fabulita

"¡Paz nobis!" Wilson

"¡Viva la paz, viva la paz!"
Así
trinaba alegremente un colibrí
sentimental, sencillo de flor en flor...
Y el pobre pajarillo
trinaba tan feliz sobre el anillo
feroz de una culebra mapaná.
Mientras que en un papayo
reía gravemente un guacamayo
bisojo y medio cínico:
-¡Cúa, Cúa!
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Tedio de la parroquia

"¡Ay, qué vida!" Temístocles

La población parece abandonada,
dormida a pleno sol.
- ¿Y qué hay de bueno?
Y uno responde bostezando: -¡Nada!

¡Ni una sola ilusión inesperada,
que brinde ameno rato!...
Es un sereno vivir
este vivir siempre a plomada.

Porque ¡Ay! no surge un acontecimiento
sensacional. Apenas un detalle,
y eso de vez en cuando,
en la infinita placidez lugareña:
hoy no hace viento
y andan únicamente por la calle
cuatro perros detrás de una perrita.
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Versos para ti

"Y, sin embargo, sé que te quejas" Becquer

Te quiero mucho. Anoche, parado en una esquina,
te vi llegar.. Y como si fuese un colegial,
temblé cual si me dieran sabrosa golosina...
-Yo estaba junto a un viejo farol municipal.

Recuerdo los detalles, cualquier simple detalle
de aquel minuto: Como si fuese un chimpancé,
la sombra de un mendigo bailaba por la calle,
gimió una puerta, un chico dio a un gato un puntapié...

Y tu pasaste.. Y viendo que tu ni a mi volviste
la luz de tu mirada jarifa como un sol,
me puse más triste, tan hondamente triste,
que allí me dieron ganas de ahorcarme del farol!
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Versos a la luna

¡Oh, luna, que hoy te asumas al tejado
de la iglesia, en la calma tropical,
para que te salude un trasnochado
y te ladren los perros de arrabal!

¡Oh, luna!.. En tu silencio te has burlado
de todo!... En tu silencio sideral,
viste anoche robar en despoblado
... y el ladrón era un juez municipal!...

Mas tu ofreces viajera Saturnina,
con que elocuencia en los espacios mudos
consuelo al que la vida laceró,

mientras te cantan, te cantan, en cualquier cantina,
neurasténicos bardos melenudos
y piojosos, que juegan domino...
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A un perro

¡Ah, perro miserable,
que aún vives del cajón de la bazofia,
-como cualquier político- temiendo
las sorpresas del palo de la escoba!

¡Y provocando siempre
que hurtas en el cajón pleno de sobras
-como cualquier político- la triste
protesta estomacal de ávidas moscas!

Para después ladrarle
por las noches, bien harto de carroña,
-como cualquier político- a la luna,
creyendo que es algún queso de bola…

¡Ah, perro miserable,
que humilde ocultas con temor la cola,
-como cualquier político del día-
¡y no te da un ataque de hidrofobia!
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En tono menor

¡Qué tristeza más grande, qué tristeza infinita
de pensar muchas cosas!... ¡De pensar, de pensar!
de pensar, por ejemplo, que hoy tal vez, Teresita
Alcalá, tu recuerdo, me recuerda otra edad...
Yo era niño, muy niño... Tú llegabas, viejita,
cucaracha de iglesia, por la noche a mi hogar.
Te hacía burlas... Y siempre mi mamá, muy bonita
y muy dulce, te daba más de un cacho de pan...
Tú eras medio chiflada... Yo pasé buenos ratos
destrozando en tu casa, cueva absurda de gatos,
cachivaches y chismes... ¡Oh, qué mala maldad!
Pero ya te moriste... Desde a tiempo te lloro,
y al llorarte, mis años infantiles añoro,
¡Teresita Alcalá, Teresita Alcalá!
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Noche truculenta

Para libar el jugo de agrios vinos
- no dejes ver la pierna,
muchacha - los marinos
vendrán dentro de poco a la taberna.

Son de brusco perfil, biceps de acero,
niños enormes de cuadrada espalda
y andar patojo. - Pero,
¿le arreglarás la falda?

Con sus jarrones de licor, sus dados
y sus cachimbas se darán al juego
carnavalescamente iluminados
por la epilepsia del candil. Y luego
terminarán rugiendo una salvaje
canción sensual. - Del cafetín me salgo,
porque - ¡bájate el traje! -
lo que es aquí pasa algo...

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