Yo leo a los maestros

martes, 31 de agosto de 2010

Allen Ginsberg (1926-1997) Estados Unidos

LAMENTACIÓN DEL SIN TECHO

Perdona, amigo, no quise molestarte
Pero volví de Vietnam
Donde maté a un montón de caballeros vietnamitas
Algunas damas también
Y no pude soportar el dolor
Y de miedo cogí un hábito
Y pasé por la rehaz y estoy limpio
Pero no tengo lugar donde dormir
Y no sé qué hacer
Conmigo ahora mismo

Lo siento, amigo, no quise molestarte
Pero hace frío en la calle
Y mi corazón está enfermo solo
Y estoy limpio, pero mi vida es un desastre
Tercera Avenida
Y calle E. Houston
En el paso peatonal bajo el semáforo en rojo
Limpio tu parabrisas con un trapo sucio.
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Lo que la marea devuelve en Vlissingen

Para Simon Vinkenoog

Plástico y celofán, cartones de leche y envases de yogur, bolsas de red
azules y naranjas
cáscaras, bolsas de papel, plumas y algas, palos y ladrillos.
Jugosas hojas verdes, ramas de pino, botellas de agua, madera terciada,
envoltorios de tabaco,
tapas de frascos de café, tapitas de botellas de leche, cajas de arroz,
soga azul, viejo zapato marrón, piel de cebolla
blancos trozos de concreto gastados modelados por las mareas, galletas
marineras,
envases de detergente, corteza y tablas, un cepillo para la ropa,
la tapa de una caja
un aerosol de removedor, una pequeña cebolla marrón, una taza amarilla.
Un muchacho con dos bastones camina en la orilla, una gaviota muerta, una
zapatilla azul,
La manija de un bolso, medio limón, un atado de apio, una redecilla__
Tapa de corcho, pomelo, guante de tela engomado, cañitas voladoras mojadas,
parvitas de algas marinas de un tono herrumbrado amontonadas a lo largo de las
marcas que deja la marea en el murallón,
el paragolpes plástico de un automóvil, casco verde partido por la mitad, un gran
nudo de soga de cáñamo, un tronco de árbol desnudo de su corteza,
una estaca de madera, un balde, una miríada de botellas plásticas, paquete vacío
de tallarines marca Zara,
un tambor gris largo plástico, de esos que se usan para transportar
combustible, rollo de vendas, botellas de vidrio, latitas, un árbolito
de navidad,
un caño de hierro oxidado, yo mismo
y mi pis.
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UNA POESIA PUBLICA

El hecho es que los rusos son maricas
y los chinos también, son grandes maricas amarillas
Los norteamericanos maricas por naturaleza
huyeron hacia el Nuevo Mundo a reventar indios
ahora vamos a permitir que una compañía carbonífera
ocupe sus territorios
Somos tan maricas que explotamos bombas atómicas
sobre los japoneses

Yo mismo soy un marica famoso, hay que serlo para reconocer a otro
y sé que el secretario de estado XYZ es un delicado marica
le dió sus monedas a las Juntas asesinas de indígenas en Guatemala
demasiado asustado para mirar en los ojos de los Escuadrones de la Muerte
en el Salvador
gritando sobre la amenaza que representa la pequeñísima Nicaragua
para el desnutrido México
El presidente ABC es el más grande de los maricas
Hollywood es marica
La Corporación Bechtel es marica
Maricas como éstos les entregaron 200 billones a los patoteros del Pentágono
pues temían ser apaleados si no les permitían a los Generales apoderarse
de todo el dinero
Y el público norteamericano también es marica
Tiene miedo de que si no da todo lo que tiene en el bolsillo
al Departamento de Defensa
los hombres musculosos del Pentágono y los guapos de la CIA
fajarán al Congreso y a la Corte Suprema
y se adueñarán de todo el Bloque Occidental.
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PRENDE LA CALEFACCION Y SIENTATE

Prende la calefacción y siéntate
Y mira a los yonkis en la calle

Olvida las noticias del viejo Time-Warner
Mira a los colgados del crack en la esquina

Apaga la tele 7 en punto
Están viendo yerba ahí a la vuelta

Salario mínimo es lo que ganas
Casi todos los narco-polis viven de coimas

Haz mucho dinero con tu mafia
Hasta que el viejo MacDonald produzca un empleo.
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RICARDO III

La edad endureciéndome las uñas de los pies
El azúcar tapándome los nervios, a los músculos
De mis piernas les falta sangre, rodillas flojas
Corazón insuficiente, una pared-válvula tapada,
Me falta el aliento, dos kilos y medio pura agua
De sobrepeso-
Hígado, intestino y pulmón cortados- levantado a las 4 a.m.
Leyendo Shakespeare.
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Sorpresa

¡Qué afortunados somos
al poseer ventanas!
El vidrio es transparente.

He visto al muchacho
del traje de baño rojo
caminando por la calle.
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Improvisación en Beijing

Escribo poesía porque la palabra inglesa Inspiración proviene del Latín: Spiritus,
aliento, deseo respirar en libertad.
Escribo poesía porque Walt Whitman le otorgó permiso al mundo para que hablara
con candor.
Escribo poesía porque Walt Whitman abrió el verso de la poesía a la respiración
sin obstáculos.
Escribo poesía porque Ezra Pound vio una torre de marfil, apostó al caballo
equivocado, les dio a los poetas su autorización para que escriban su
lengua hablada vernácula.
Escribo poesía porque Pound les indicó a los jóvenes poetas occidentales que
observaran a los chinos escribiendo palabras dibujos.
Escribo poesía porque W.C. Williams viviendo en Rutherford escribió a la manera
de New Jersey "Te patio l’ojo", preguntando luego ¿cómo podemos medirlo en
pentámetro yámbico?
Escribo poesía porque mi padre era un poeta mi madre de Rusia hablaba comunista,
murió en un loquero.
Escribo poesía porque mi joven amigo Gary Snyder se sentó a mirar sus pensamientos
como una parte del fenomenal mundo externo del mismo modo que lo hicieron los
integrantes de esa mesa redonda en el 84.
Escribo poesía porque sufro, nacido para morir, cálculos en los riñones, presión alta,
todo el mundo sufre.
Escribo poesía porque sufro confusión no sabiendo qué es lo piensan los otros.
Escribo porque la poesía puede revelar mis pensamientos, cura mi paranoia
también la paranoia de otras personas.
Escribo poesía porque mi mente vaga sometida al sexo la política la meditación en
el Dharma.
Escribo poesía para retratar con precisión mi propia mente.
Escribo poesía porque tomé los cuatro votos de Bhodhisattva: innumerables en el
universo son las criaturas Sensibles para liberar, infinitas mi propia codicia ira
ignorancia que deseo atravesar , incontables son las situaciones en que me hallo
mientras el cielo está O.K. y los senderos de la mente despierta no tienen fin.
Escribo porque esta mañana desperté temblando de miedo ¿Qué podría decir yo en
China?
Escribo poesía porque los poetas rusos Mayakovsky y Yesenin se suicidaron, alguien
más debe hablar.
Escribo poesía porque mi padre recitando a Shelley poeta inglés y a Vachel Lindsay
poeta norteamericano dio el ejemplo –gran viento inspiración aliento.
Escribo poesía porque escribir de asuntos sexuales estaba prohibido en los Estados
Unidos de América.
Escribo poesía porque los millonarios en el Este y el Oeste viajan en limosinas Rolls
Royce, los pobres no tienen suficiente dinero para arreglarse los dientes.
Escribo poesía porque mis genes y cromosomas se enamoran de muchachos, nunca
de jóvenes mujeres.
Escribo poesía porque no tengo ninguna responsabilidad Dogmática de un día para el
otro.
Escribo poesía porque quiero estar solo y quiero hablar con la gente.
Escribo poesía para contestarle a Whitman, jóvenes dentro de diez años, hablen con las
tías viejas y tíos aún con vida en Newark, New Jersey.
Escribo poesía porque en 1939 escuchaba por radio Blues Negros, Leadbelly y Ma
Rainey.
Escribo poesía inspirado por las juveniles alegres canciones de los Beatles que han
envejecido.
Escribo poesía porque Chuang-tzu no podía distinguir si era mariposa o hombre, Lao-
tzu dijo el agua fluye colina abajo, Confucio dijo honrá a tus mayores, yo deseaba
honrar a Walt Whitman.
Escribo poesía porque el exceso de ovejas y hacienda en las tierras de pastoreo destruye
desde Mongolia hasta el Salvaje Oeste los nuevos pastos y la erosión es la creadora
de los desiertos.
Escribo poesía usando zapatos animales.
Escribo poesía "Primer pensamiento, mejor pensamiento," siempre.
Escribo poesía porque las ideas no son comprensibles excepto cuando se manifiestan en
pequeñísimos detalles: "Ninguna idea más que en las cosas."
Escribo poesía porque el Lama Tibetano dice. "Las cosas son símbolos de sí mismas."
Escribo poesía porque los periódicos titulan un agujero negro en el centro de nuestra
galaxia, somos libres para darnos cuenta.
Escribo poesía porque las Guerras Mundiales I y II, bomba nuclear y la Guerra Mundial
III si la deseamos, yo no la necesito.
Escribo poesía porque mi primer poema Aullido que no pensaba publicar fue llevado a
proceso por la policía.
Escribo poesía porque mi segundo poema largo Kaddish honraba el parinirvana de mi
madre en un hospital para enfermos mentales.
Escribo poesía porque HITLER mató a seis millones de Judíos, soy Judío.
Escribo poesía porque Moscú informó que Stalin envío al exilio en Siberia a 20
millones de Judíos e intelectuales, 15 millones nunca regresaron a los cafés de San
Petersburgo.
Escribo poesía porque canto cuando me siento solo.
Escribo poesía porque Walt Whitman dijo, "¿Yo me contradigo ?" Muy bien entonces
yo me contradigo. (Tengo buen tamaño, contengo multitudes.)
Escribo poesía porque mi mente se contradice a sí misma, un minuto está en Nueva York, al otro minuto en los Alpes Dináricos.
Escribo poesía porque mi cabeza contiene 10.000 pensamientos.
Escribo poesía porque ninguna razón ningún porque.
Escribo poesía porque es la mejor manera de decir todo lo que tenés en mente en 6
minutos o durante el transcurso de una vida.
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Mente mariposa

La mente es como una mariposa
que se posa sobre una rosa
o revolotea en un montón de heces hediondas
baja en picado a un autobús exhausto
o descansa en el porche, en una silla, una flor respirando
-abierta y cerrada balanceando brisa de Tennessee-
Vuela a Texas a un congreso
salta por la maleza en campos petrolíferos
Algunos dicen que estas alas de arco iris tienen alma
otros dicen que son cerebro vacío
alas diminutas automáticas con grandes ojos
que se fijan sobre la página.
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Tema objetivo

Es cierto que escribo sobre mí mismo
¿A quién otro conozco mejor?
Dónde se juntan más sangre rosas rojas y basura de cocina
Qué más tiene mi grueso corazón, hepatitis o hemorroides-
¿Qué otro vivió mis setenta años, mi vieja Naomi?
Y si por casualidad escribo sobre política norteamericana,
sabiduría, meditación, teoría del arte
es porque leí un periódico amé
a los maestros leí libros por encima y visité un museo.
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EL AULLIDO

He visto los mejores cerebros de mi generación destruidos por la
locura, famélicos, histéricos, desnudos,
arrastrándose de madrugada por las calles de los negros en busca de
un colérico picotazo,
pasotas de cabeza de ángel consumiéndose por la primigenia conexión
celestial con la estrellada dinamo de la maquinaria de la
noche,
que, encarnación de la pobreza envuelta en harapos, drogados y con
vacías miradas, velaban fumando en la sobrenatural
oscuridad de los pisos de agua fría flotando sobre las
crestas de la ciudad en contemplación del jazz,
que desnudaron sus cerebros ante el Cielo bajo el El* y vieron
tambalearse iluminados ángeles mahometanos sobre los
tejados de las casas de alquiler,
que atravesaron las universidades con radiantes ojos tranquilos,
alucinando Arkansas y tragedias de luz-Blake entre los
escolásticos de la guerra,
que fueron expulsados de las academias por dementes & por publicar
odas obscenas sobre las ventanas de la calavera,

que se acurrucaban amedrentados en ropa interior en habitaciones sin
afeitar, quemando su dinero en papeleras y escuchando el
sonido del Terror a través de la pared,
que fueron aferrados por sus barbas púbicas al regresar por Laredo
a Nueva York con un cinturón de marihuana,
que devoraron fuego en hoteluchos o bebieron trementina en Paradise
Alley, muerte, o hacían sufrir a sus torsos los tormentos
del purgatorio noche tras noche por medio de sueños,
drogas, pesadillas de la consciencia, alcohol y verga y
juergas continuas,
incomparables callejones sin salida de trémula nube y relámpago en
la mente abalanzándose hacia los polos de Canadá &
Paterson, iluminando todo el inmóvil mundo del
intertiempo,
solideces de salones en Peyote, albas de cementerio de árbol verde en
el patio de detrás, borrachera de vino sobre los tejados,
barrios de escaparates de locuras automovilísticas en
m arihuana parpadeo de neón luz de tráfico, vibraciones de
sol y luna y árbol en los rugientes atardeceres de invierno
en Brooklyn, desvarios de lata de basura y bondadosa
soberana luz de la mente,
que se encadenaron a los ferrocarriles subterráneos para el intermi-
. n able trayecto entre Battery y el sagrado Bronx colgados
e n benzedrina hasta que el ruido de ruedas y niños les
. h acía caer temblorosos, con la boca como un erial y
. b a taneados, yermos mentalmente, despojados de toda
b rillantez bajo la lúgubre luz de zoológico,
que se sumergían la noche entera en la submarina luz de Bickford's,
salían flotando y desgranaban la tarde de cerveza rancia
en el desolado Fugazzi's, escuchando el estallido del
apocalipsis en el jukebox de hidrógeno,

que hablaban sin interrupción durante setenta horas del parque al
apartamento al bar a Bellevue al museo al Puente de
Brooklyn,
un perdido batallón de conversadores platónicos saltando las barandillas
terminales de las escaleras contra incendios, desde
las ventanas, desde el Empire State, desde la Luna,
desbarrando gritando vomitando susurrando hechos y recuerdos y
anécdotas y excitaciones oculares* y conmociones de
hospitales y cárceles y guerras,
intelectos enteros vomitados en deposición integral durante siete días
con sus noches con ojos brillantes, carnaza para la
sinagoga arrojada sobre el pavimento,
que se desvanecieron en la nada de la Nueva Jersey Zen dejando un
rastro de ambiguas postales dibujadas del Ayuntamiento
de Atlantic City,
sufriendo sudores orientales y crujidos de hueso tangerinos y migrañas
de la China bajo el síndrome de abstinencia en la
escuálida habitación amueblada de Newark,
que vagaban sin tino a media noche en el cercado de los ferrocarriles
preguntándose dónde ir, y partían, sin dejar atrás corazones
destrozados,
que encendían cigarrillos en furgones furgones furgones que traqueteaban
a través de la nieve hacia solitarias granjas en la
abuela noche,
que estudiaban a Plotino Poe S. Juan de la Cruz telepatía y la kabala
bop porque el cosmos vibraba instintivamente a sus pies
en Kansas,
que se lo hacían de solitarios por las calles de Idaho en busca de
ángeles indios visionarios que fueran ángeles indios
visionarios,

que pensaron que tan sólo estaban locos cuando Baltimore refulgió
en sobrenatural éxtasis,
que entraban a saco en limusinas con el Chino de Oklahoma
impulsados por la lluvia de invierno de farola de medianoche
de pueblo,
que vagaban perezosos hambrientos y solos a través de Houston en
busca de jazz o de sexo o de sopa, y siguieron al
deslumbrante Español para conversar acerca de América y
la Eternidad, desesperanzadora tarea, y así embarcaron
rumbo a Africa,
que desaparecieron en los volcanes de Méjico dejando tras de
ellos tan sólo la sombra de sus vaqueros y la lava y la
. ceniza de la poesía esparcida en la chimenea que es
. Chicago,
que reaparecieron en la Costa Oeste investigando al F.B.I. con
barba y en pantalones cortos con grandes ojos pacifistas
eróticos con su piel morena distribuyendo incomprensibles
panfletos,
que se quemaban los brazos con cigarrillos en protesta por la
narcótica neblina de tabaco del capitalismo,
que distribuían panfletos Supercomunistas en la Plaza de la Unión
sollozando y desnudándose mientras las sirenas de Los
Alamos les perseguían con sus aullidos, y aullaban por
la calle Wall, y el ferry de Staten Island aullaba tambien,
que se derrumbaban sollozando en blancos gimnasios desnudos y
trémulos ante la maquinaria de otros esqueletos,
que mordían a los detectives en el cuello y chillaban con deleite
en coches de la policía por no haber cometido más crimen
que su espontánea y salvaje pederastia e intoxicación,

que aullaban de hinojos en el metro y se veían arrastrados de los
tejados enarbolando genitales y manuscritos,
que permitían que los virtuosos motoristas les dieran por culo, y
gritaban de gozo,
que mamaban y fueron mamados por esos serafines humanos,
los marineros, caricias de amor Atlántico y Caribeño,
que follaban por la mañana por las tardes en las rosaledas y el césped
de los parques públicos y los cementerios dispersando
su semen libremente a quien quisiera viniera quien viniera,
que hipaban interminablemente intentando forzar una risita pero
acabaron sollozando tras una partición de unos Baños
Turcos cuando el rubio desnudo ángel apareció para
atravesarles con una espada,
que perdieron sus efebos a manos de las tres viejas arpías del
. destino la arpía tuerta del dólar heterosexual, la arpía
tuerta que guiña el ojo desde el interior del útero
y la arpía tuerta que se limita a sentarse sobre su culo
. y cortar las áureas hebras intelectuales del telar del ar-
. tesano,
que copulaban extáticos e insaciados con una botella de cerveza un
amante un paquete de cigarrillos una vela y caían de la
cama y continuaban por el suelo pasillo adelante y
terminaban desmayándose contra la pared con una visión
del coño supremo y la eyaculación eludiendo el último
hálito de la consciencia
que endulzaron los coños de un millón de muchachas que se.
estremecían en el crepúsculo, y al alba se encontraban con
los ojos enrojecidos, pero dispuestos a endulzarle el coño
a la aurora, exhibiendo relámpagos de culo bajo los
graneros y desnudos en el lago,

que salían de putas por Colorado en miríadas de coches robados para
una noche, N.C., héroe secreto de estos poemas, follador
y Adonis de Denver — regocijémonos en el recuerdo de
sus innumeras jodiendas de muchachas en solares vacíos &
en patios traseros de restaurantes, en rechinantes filas de
cines, en las cimas de las montañas en cuevas o con enjutas
camareras en familiares alzamientos de solitarias enaguas
a un lado de la carretera & especialmente de sus secretos
solipsismos en los servicios de las gasolineras, & también
en las callejuelas de la ciudad natal,
que se desvanecían en vastas y sórdidas películas, eran desplazados en
sueños, despertaban en un súbito Manhattan, y salían a
duras penas de los sótanos con resaca de despiadado Tokay
y horrores de sueños de hierro de la Tercera Avenida &
iban tambaleándose hacia las oficinas de desempleo,
que caminaban toda la noche con los zapatos llenos de sangre sobre
los muelles convertidos en bancos de nieve esperando que
una puerta en el East River se abriera a una habitación
llena de vaporoso calor y opio,
que crearon grandes dramas suicidas sobre los farallones de apartamentos
del Hudson bajo el foco azul de tiempo de guerra
de la luna & serán ceñidas sus cabezas con laurel en el
olvido,
que comieron el estofado de cordero de la imaginación o digirieron
el cangrejo en el cenagoso lecho de los ríos del Bowery,
que lloraban ante el encanto de las calles con sus carritos llenos de
cebollas y mala música,
que se sentaban sobre cajas inspirando la oscuridad bajo el puente, y
se levantaban para construir clavicordios en sus
áticos,
que tosían en el sexto piso de Harlem coronados de llamas bajo el
cielo tubercular rodeados de cajas de naranjas llenas de
teología,

que garrapateaban todas las noches balanceándose y rodando sobre
elevados encantamientos que en la amarilla mañana eran
estrofas de desatinos,
que cocinaban animales podridos pulmón corazón patas rabo borsht
& tortillas soñando con el puro reino vegetal,
que se arrojaban de cabeza bajo camiones de carne en busca de un
huevo,
que tiraron sus relojes desde el tejado para emitir su voto por una
Eternidad fuera del Tiempo, & cayeron despertadores
sobre sus cabezas día tras día durante toda una década,
que se cortaron sin éxito las muñecas tres veces consecutivas
abandonaron y se vieron obligados a abrir tiendas de
antigüedades donde pensaron que se estaban volviendo
viejos y se echaron a llorar,
que fueron quemados vivos en sus inocentes trajes de franela en
Madison Avenue entre salvas de plúmbeos versos & el
enlatado estruendo de los férreos regimientos de la moda
& los chillidos de los maricas de la publicidad & el gas
mostaza de siniestros editores inteligentes, o fueron atropellados
por los ebrios taxis de la Realidad Absoluta,
que saltaron desde el Puente de Brooklyn esto sucedió de hecho y se
alejaron caminando desconocidos y olvidados penetrando
en el aturdimiento fantasmal de las callejuelas de sopa &
coches de bomberos del Barrio Chino, ni siquiera una
cerveza gratis,
que cantaban desesperados desde sus ventanas, se caían por la
ventanilla del metro, se arrojaban al mugriento Passaic,
se abalanzaban sobre los negros, lloraban por toda la
calle, bailaban sobre vasos de vino rotos con los pies
descalzos estrellaban discos de nostálgico jazz europeo
alemán de los años 30 acababan el whisky y vomitaban
gimiendo en el ensangrentado vater, con gemidos y el
estruendo de colosales silbatos de vapor en los oídos,...

Texto completo: http://www.elortiba.org/pdf/Allen_Ginsberg-Aullidos.pdf

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