Yo leo a los maestros

martes, 24 de enero de 2012

Wislawa Szymborska (1923 - 2012) Polonia

Agradecimiento

Debo mucho
a quienes no amo.

El alivio con que acepto
que son más queridos por otro.

La alegría de no ser yo
el lobo de sus ovejas.

Estoy en paz con ellos
y en libertad con ellos,
yeso el amor ni puede darlo
ni sabe tomarlo.

No los espero
en un ir y venir de la ventana a la puerta.
Paciente
casi como un reloj de sol
entiendo
lo que el amor no entiende;
perdono
lo que el amor jamás perdonaría.

Desde el encuentro hasta la carta
no pasa una eternidad,
sino simplemente unos días o semanas.

Los viajes con ellos siempre son un éxito,
los conciertos son escuchados,
las catedrales visitadas,
los paisajes nítidos.

Y cuando nos separan
lejanos países
son países
bien conocidos en los mapas.

Es gracias a ellos
que yo vivo en tres dimensiones,
en un espacio no-lírico y no-retórico,
con un horizonte real por lo móvil.

Ni siquiera imaginan
cuánto hay en sus manos vacías.

"No les debo nada",
diría el amor
sobre este tema abierto.
………………………..
Cálculo elegíaco

Cuántos de los que he conocido
(si de verdad los he conocido)
hombres, mujeres
(si esta división sigue vigente),
han atravesado este umbral
(si esto es un umbral),
han cruzado este puente
(si se puede llamar puente).

Cuántos después de una vida más corta o más larga
(si para ellos en eso sigue habiendo alguna diferencia),
buena porque ha empezado,
mala porque ha acabado
(si no prefirieran decirlo al revés),
se han encontrado en la otra orilla
(si se han encontrado
y si la otra orilla existe).

No me es dado saber
cuál fue su destino
(ni siquiera si se trata de un solo destino,
y si es todavía destino).

Todo
(si con esta palabra no lo delimito)
ha terminado para ellos
(si no lo tienen por delante).

Cuántos han saltado del tiempo en marcha
y se pierden a lo lejos con una nostalgia cada vez
mayor.
(si merece la pena creer en perspectivas).

Cuántos
(si la pregunta tiene algún sentido,
si se puede llegar a la suma final
antes de que el que cuenta se cuente a sí mismo)
han caído en el más profundo de los sueños
(si no hay otro más profundo).

Hasta la vista.
Hasta mañana.
Hasta la próxima.
Ya no quieren
(si es que no quieren) repetirlo.
Condenados a un interminable
(si no es otro) silencio.
Ocupados sólo con aquello
(si es sólo con aquello)
a lo que los obliga la ausencia.
…………………………
Estoy demasiado cerca para que él sueñe conmigo...

Estoy demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
No vuelo sobre él, de él no huyo
Entre las raíces arbóreas. Estoy demasiado cerca.
No es mi voz el canto del pez en la red.
Ni de mi dedo rueda el anillo.
Estoy demasiado cerca. La gran casa arde
Sin mí gritando socorro. Demasiado cerca
para que taña la campana en mi cabello.
Estoy demasiado cerca para que pueda entrar como un huésped
que abriera las paredes a su paso.
Ya jamás volveré a morir tan levemente,
tan fuera del cuerpo, tan inconsciente,
como antaño en su sueño. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca. Oigo el silbido
y veo la escama reluciente de esta palabra,
petrificada en abrazo. Él duerme,
en este momento, más al alcance de la cajera de un circo
ambulante con un solo león, vista una vez en la vida,
que de mí que estoy a su lado.
Ahora, para ella crece en él el valle
de hojas rojas cerrado por una montaña nevada
en el aire azul. Estoy demasiado cerca,
para caer del cielo. Mi grito
sólo podría despertarle. Pobre,
limitada a mi propia figura,
mas he sido abedul, he sido lagarto,
y salía de tiempos y damascos
mudando los colores de mi piel. Y tenía
el don de desaparecer de sus ojos asombrados,
lo cual es la riqueza de las riquezas. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
Saco mi brazo que está debajo de su cabeza dormida,
Mi brazo dormido, lleno de agujas imaginarias.
En la punta de cada una de ellas, para su recuento,
Se han sentado ángeles caídos.
…………………………..
La habitación del suicida

Seguramente crees que la habitación estaba vacía.
Pues no. Había tres sillas bien firmes.
Una lámpara buena contra la oscuridad.
Un escritorio, en el escritorio una cartera, periódicos.
Un buda despreocupado. Un cristo pensativo.
Siete elefantes para la buena suerte y en el cajón una agenda.
¿Crees que no estaban en ella nuestras direcciones?

Seguramente crees que no había libros, cuadros ni discos.
Pues sí. Había una reanimante trompeta en unas manos negras.
Saskia con una flor cordial.
Alegría, divina chispa.
Odiseo sobre el estante durmiendo un sueño reparador
tras las fatigas del canto quinto.
Moralistas,
apellidos estampados con sílabas doradas
sobre lomos bellamente curtidos.
Los políticos justo al lado se mantenían erguidos.

No parecía que de esta habitación no hubiera salida,
al menos por la puerta,
o que no tuviera alguna perspectiva, al menos desde la ventana.

Las gafas para ver a lo lejos estaban en el alféizar.
Zumbaba una mosca, o sea que aún vivía.

Seguramente crees que cuando menos la carta algo aclaraba.
Y si yo te dijera que no había ninguna carta.
Tantos de nosotros, amigos, y todos cupimos
en un sobre vacío apoyado en un vaso.
………………………………….
Un terrorista: Él observa

La bomba explotará en el bar a las trece veinte.
Ahora apenas son las trece y dieciséis.
Algunos todavía tendrán tiempo de salir.
Otros de entrar.

El terrorista ya se ha situado al otro lado de la calle.
Esa distancia lo protege de cualquier mal
y se ve como en el cine:

Una mujer con una cazadora amarilla: ella entra.
Un hombre con unas gafas oscuras: él sale.
Unos chicos con vaqueros: ellos está hablando.
Trece diecisiete y cuatro segundos.
Ese más abajo tiene suerte y sube a una moto,
y ese más alto entra.

Trece diecisiete y cuarenta segundos.
Una niña: ella va andando con una cinta verde en el pelo.
Sólo que de repente ese autobús la tapa.

Trece dieciocho.
Ya no está la niña.
Habrá sido tan tonta como para entrar, o no,
eso ya se verá cuando vayan sacando.

Trece diecinueve.
Y ahora como que no entra nadie.
En vez de entrar aún hay un gordo calvo que sale.
Pero parece que busca algo en sus bolsillos y
a las trece veinte menos diez segundos
vuelve a buscar sus miserables guantes.

Son las trece veinte.
Qué lento pasa el tiempo.
Parece que ya.
Todavía no.
Sí, ahora.
Una bomba: la bomba explota.
…………………………………………..
Fin y principio

Después de cada guerra
alguien tiene que limpiar.
No se van a ordenar solas las cosas,
digo yo.

Alguien debe echar los escombros
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.

Alguien debe meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.

Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.

Eso de fotogénico tiene poco
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.

A reconstruir puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.

Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.

Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.

Aquellos que sabían
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.

En la hierba que cubra
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.
………………………………………
Parábola

Ciertos pescadores sacaron del fondo una botella.
Había en la botella un papel, y en el papel estas palabras:
"¡Socorro!, estoy aquí. El océano me arrojó a una isla desierta.
Estoy en la orilla y espero ayuda. ¡Dense prisa. Estoy aquí!"
-No tiene fecha. Seguramente es ya demasiado tarde.
La botella pudo haber flotado mucho tiempo, dijo el pescador primero.
-Y el lugar no está indicado. Ni siquiera se sabe en qué océano,
dijo el pescador segundo.
-Ni demasiado tarde ni demasiado lejos. La isla "Aquí" está en todos lados,
dijo el pescador tercero.
El ambiente se volvió incómodo, cayó el silencio.
Las verdades generales tienen ese problema.
………………………………………………
Hijos de la época

Somos hijos de nuestra época,
y nuestra época es política.
Todos tus, mis, nuestros, vuestros
problemas diurnos, y los nocturnos,
son problemas políticos.
Quieras o no,
tus genes tienen un pasado político,
tu piel un matiz político
y tus ojos una visión política.
Cuanto dices produce una resonancia,
cuanto callas implica una elocuencia
inevitablemente política.
Incluso al caminar por bosques y praderas
das pasos políticos en terreno político.
Los poemas apolíticos son también políticos,
y en lo alto resplandece la luna,
un cuerpo ya no lunar.
Ser o no ser, ésta es la cuestión.
¿Qué cuestión?, adivina corazón:
una cuestión política.
Adquirir significado político
ni siquiera requiere ser humano.
Basta ser petróleo,
pienso compuesto o materia reciclada.
O la mesa de debates de diseño durante meses discutido:
¿redonda?, ¿cuadrada?, ¿qué mesa es mejor
para deliberar acerca de la vida y de la muerte?
Mientras, perecía gente,
morían animales,
ardían casas,
y los campos se quedaban yermos
como en épocas remotas
y menos políticas.
…………………………………
Nacido

Y ella es su madre,
esa pequeña mujer
causante de los ojos grises.
La barca en la cual hubo de
navegar por años hasta la orilla.
Del que apareció
en el mundo,
en la no eternidad.
Progenitora del hombre
con quien saltó a través del fuego.
Entonces es la única
que dentro de sí no lo eligió
ya hecho, completado.
Fue ella misma quien le asió
de la piel que conozco,
ató los huesos ocultos en mí.
Buscaba con la mirada
sus ojos grises
con los que hubo de mirarme.
Y es ella, su alfa
¿por qué me la enseñó?
Nacido.
Así es aquel, nacido.
Nacido como todos.
como yo que moriré.
Hijo de una verdadera mujer.
Un recién llegado de las profundidades del cuerpo.
Un vagabundo hasta el omega.
Amenazado
por su inexistencia
desde todos los lados,
en cada momento.
Y su cabeza es una contra el muro
condescendiente con el tiempo.
Y sus movimientos
intentos por evadir
la sentencia universal.
Entendí
que él ya recorrió la mitad del camino.
No, pero no me dijo nada.
—Esa es mi madre— solo eso.
………………………………….
La realidad exige...

La realidad exige
que lo digamos bien claro:
la vida sigue su curso.
Sucede así en Cannas y en Borodinó,
en los llanos de Kosovo y en Guernica.

Hay una gasolinera
en una pequeña plaza de Jericó,
hay bancos recién pintados
cerca de Bila Hora.
Las cartas van y vienen
entre Pearl Harbor y Hastings,
pasa un camión de muebles
bajo la mirada del león de Queronea
y solo un frente atmosférico amenaza
los florecientes jardines cercanos a Verdún.

Hay tanto de Todo
que lo que hay de Nada queda muy bien cubierto.
De los yates de Accio
llega la música
y en la cubierta, al sol, bailan las parejas.

Pasan siempre tantas cosas
Que seguro tienen que pasar en todas partes.
Donde hay piedra sobre piedra
hay un carro de helados
cercado por los niños.

Donde estaba Hiroshima
de nuevo está Hiroshima
y se siguen produciendo
objetos de uso cotidiano.

No le faltan encantos a este hermoso mundo
ni tampoco amaneceres
para los que merece la pena despertar.

En los campos de Macejowice
La hierba es verde,
y en la hierba, como pasa en la hierba,
la escarcha, transparente.

Quizá no haya un lugar que no haya sido un campo de batalla,
los aún recordados,
los hoy ya olvidados,
bosques de cedros y bosques de abedules,
nieves y arenas, pantanos irisados
y barrancos de negro fracaso
donde en caso de urgencia
satisfacemos ahora nuestras necesidades.

Qué moraleja sale de todo esto: parece que ninguna.
Lo que de verdad sale es la sangre que seca rápida
y siempre algunos ríos, algunas nubes.

En esos desfiladeros trágicos
el viento se lleva los sombreros,
y es inevitable:
la imagen nos da risa.

jueves, 19 de enero de 2012

Gottfriend Benn (1886 . 1956) Alemania

Pequeño Áster

El cadáver del conductor de un camión de cerveza
fue alzado sobre la camilla.
Alguien le había colocado entre los dientes
un pequeño áster lilaclaroscuro
Cuando le saqué el paladar y la lengua
desde el pecho
con un largo cuchillo
debajo de la piel
he debido rozarla
porque la flor se deslizó
hacia el cerebro vecino.
La guardé en el tórax
entre el aserrín
cuando lo cosían.
¡Bebe hasta la saciedad en tu florero!
¡Descansa en paz,
pequeño áster!
......................
Hermosa juventud

La boca de una niña que había estado mucho tiempo entre los juncos
estaba como roída.
Cuando le quebraron el pecho, el esófago estaba muy agujereado.
Por fin, en una pérgola bajo el diafragma
hallaron un nido de pequeñas ratas.
Una hermanita yacía muerta.
Las otras se alimentaban del hígado y del riñón,
bebían la sangre fría y pasaron aquí
una hermosa juventud.
Y hermosa y rápida las sorprendió la muerte:
a todas las lanzaron al agua.
¡Ay, cómo chillaban los pequeños hocicos!
.........................
Ciclo

La solitaria muela de una puta
una muerta sin nombre
llevaba una corona de oro.
Las demás se habían desprendido
como por un secreto acuerdo.
Ésta la extrajo el sepulturero para sí.
Porque, decía,
sólo la tierra debe volver a la tierra
............................
La novia del negro

Entonces sobre almohadas de oscura sangre
se recostaba el cuello de una mujer rubia.
El sol rabiaba en sus cabellos
y lamía los pálidos muslos
y se arrodillaba ante los pechos un poco más oscuros,
aún sin deformar por los pecados y los partos.
Un negro junto a ella: la coz de algún caballo
le había destrozado los ojos y la frente. Dos dedos
de su sucio pie izquierdo
se hincaban en la pequeña oreja blanca.
Pero ella yacía y dormía como una novia:
orlando la felicidad del primer amor
y en espera de numerosos viajes celestiales
de la sangre joven y cálida.
Hasta que alguien
le hundió el cuchillo en la nívea garganta
y un delantal púrpura de sangre muerta
le cubrió las caderas.
................................
Réquiem

Dos en cada mesa. Hombres y mujeres
en cruz. Cerca, desnudos, y, pese a ello, sin dolor.
El cráneo abierto. El pecho partido en la mitad. Los cuerpos
engendran ahora por última vez.

Cada uno llena tres cazuelas: desde el cerebro hasta los testículos.
Y el templo de Dios y el Corral del demonio
ahora pecho a pecho en el fondo de un cubo
se ríen del Gólgota y del pecado original.

El resto, en ataúdes. Sólo nuevas creaturas:
pierna de hombre, pecho de niño y pelo de mujer.
Yo vi lo que engendraron dos que antaño se jodían,
yacer allí, como si hubiera salido de un cuerpo materno.
...............................
Pabellón de parturientas

Las mujeres más pobres de Berlín
—trece niñas en cuarto y medio,
putas, prisioneras, execradas—
retuercen aquí sus cuerpos y gimen.
En ninguna parte se grita tanto.
En ninguna parte se ignoran tan completamente
dolores y angustias como en este lugar,
aquí siempre grita algo.

"¡Empuje Usted, mujer! ¿Entiende, sí?
No está aquí por diversión.
No alargue la cosa
¡También salen excrementos en este aprieto!
No está aquí para descansar
No viene solo. ¡Usted tiene que hacer algo!"
Por fin llega: azulado y pequeño.
Orina y heces lo ungen.

De once camas con lágrimas y sangre
los gemidos le dan la bienvenida.
Sólo en dos ojos estalla un coro de júbilos al cielo.

Por este pequeño pedazo de carne
pasará todo: desolación y felicidad.
Y cuando muera entre estertores y sufrimientos,
otros doce dormirán en este pabellón.
........................................
Apéndice

Todo está pulcro y preparado para el corte.
Los cuchillos humean. El abdomen marcado.
Bajo paños blancos hay algo que gime.

"Señor profesor, todo está listo."

La primera incisión. Como si el pan se rebanara.
"¡Pinzas!" Algo púrpura brota.
Más profundo. Los músculos: húmedos, brillantes, frescos.
¿Hay un ramo de rosas sobre la mesa?

¿Es pus lo que salta?
¿Habrán cortado el intestino?
"Doctor, si se para contra la luz,
ni el diablo puede ver el diafragma.
Anestesia, no puedo operar,
el hombre se va de paseo con su estómago".

Silencio, pesado, húmedo. En el vacío
tintinea una tijera en el suelo.
Y la enfermera angelical
ofrece algodones esterilizados.

"¡No puedo encontrar nada en esta porquería!"
"Sangre se oscurece. ¡Quíteme la mascarilla!"
"Pero—Dios del cielo—querido,
¡apriete mis esos talones!"
Todo deforme. ¡Por fin: aquí está!
"¡El hierro candente, enfermera!" Un siseo.

Por esta vez tuviste suerte, hijo mío.
La cosa estaba a punto de perforarse.
"¿Ve usted la pequeña mancha verde?
Tres horas y el estómago se llenaba de mierda".

Vientre cerrado, Piel cosida. "¡Esparadrapos, acá!
Buenos días señores".
La sala se vacía.
Furiosa castañea y rechina con las mejillas
la muerte se escurre a la barraca de los cancerosos.
.......................................
Hombre y mujer caminan por la barraca de los cancerosos

El hombre:
En esta fila regazos destruidos,
en esta otra pechos destruidos.
Cama apesta junto a cama. Las enfermeras se turnan cada hora.

Ven, levanta sin miedo esta manta.
Mira, este grumo de grasa y humores podridos,
alguna vez fue importante para un hombre
y también se llamaba patria y delirio.

Ven, mira estas cicatrices en el pecho.
¿Sientes el rosario de nudos blandos?
Toca sin temor. La carne es suave y no duele.

Esta mujer sangra como si tuviera treinta cuerpos.
Ningún ser humano tiene tanta sangre. A ésta primero le cortaron
un niño del enfermo regazo.

Los dejan dormir. Día y noche. —A los nuevos
se les dice: aquí el sueño es curativo—. Sólo los domingos,
para las visitas, se les deja un rato despiertos.

Es poca la comida que aún se consume. Las espaldas
están llenas de heridas. Mira las moscas. A veces
los lava una enfermera. Como se lavan los bancos.

Aquí se hincha alrededor de cada cama el campo labrado.
Carne se vuelve llanura. Fuego se pierde.
Humor se apresta a correr. Tierra llama.
.......................................
Café nocturno

824: vida y amor de las mujeres.
El violoncello se toma un trago. La flauta
eructa profundo en tres compases: la hermosa cena.
El tambor termina de leer una novela policial.

Dientes verdes, espinillas en la cara
le hace señas a una inflamación de párpado.

Grasa en el cabello
le habla a boca abierta con almendra faríngea
Fe, amor y esperanza alrededor del cuello.

Joven bocio quiere a nariz de dos bultos
La convida a tres cervezas.

Sicosis compra claveles.
Para ablandar a papada.

Bemol-menor: la Sonata N° 35.
Dos ojos lanzan un grito:
¡No derramen la sangre de Chopin en la sala,
para que la chusma la pise!
¡Basta! ¡Eh, Gigi! —

La puerta se desborda: una mujer.
Desierto calcinado. Marrón canaanita.
Virgen. Plena de cuevas. Se acerca un aroma.
Poco aroma.
Sólo es una dulce protuberancia del aire
contra mi cerebro.

Un cuerpo obeso con pasitos cortos salta detrás.
.......................................
Olímpico

Sepárate ahora de la fila
de las mujeres que llenan de flores el país entero,
sales, llevas la consagración
de los llamados a lo alto al fuego del amor.
Sepárate de la estirpe y de los tiempos,
de ancestros, pueblos, mezcla y extinción,
ahora eres tú la figura -serenidades,
expectativa, reclamo llevas tú, pero, ¿a quién
esperas para tu escalofrío?,
¿quién te bebe así y quién te reconoció
en tu eternidad de placer y tristeza? -
¿esperas al dios -? Espérame.
..................................
Sintaxis

Todos poseen el cielo, el amor y la tumba,
no queremos ocuparnos de eso,
ya se ha discutido y estudiado bastante en nuestra civilización.
Pero lo que es nuevo es la cuestión acerca de la sintaxis
y esto es urgente:
¿por qué expresamos algo?
¿Por qué rimamos, o dibujamos una muchacha
del natural o de un espejo
o garabateamos en un trozo de papel
innumerables plantas, copas de árboles, murallas,
estas últimas como gruesas larvas con cabeza de tortuga
arrastrándose aterradoramente diminutas
en un orden determinado?

¡Cuestión aplastante y sin respuesta!
No es a causa de los honorarios:
muchos son los que mueren de hambre por ello. No,
es un impulso de la mano,
gobernada desde lejos, un estrato del cerebro,
quizá un brujo que llega con retraso, o un totem
un priapismo formal a costa del contenido,
ya pasará,
pero hoy día la sintaxis es lo principal.
"Los pocos que de ello han comprobado algo" -(Goethe).
¿De qué?
Pienso: de la sintaxis.

sábado, 14 de enero de 2012

Yalal ad-Din Muhammad Rumi (1207 - 1273) Persia

Baila, como si nadie te estuviera mirando,
Ama, como si nunca te hubieran herido,
Canta, como si nadie te hubiera oído,
Trabaja, como si no necesitases dinero,
Vive, como si el cielo estuviese en la tierra.

¡Ven, ven, quienquiera que seas, ven!
Infiel, religioso o pagano, poco importa.
¡Nuestra caravana no es la de la desilusión!
¡Nuestra caravana es la de la esperanza!
¡Ven, aunque hayas roto mil veces tus promesas!
¡Ven, a pesar de todo, ven!

Hoy, como cualquier otro día, nos despertamos vacíos y asustados.
No abras la puerta del estudio y empieces a leer
Toma un instrumento musical.
Deja que la belleza de lo que amamos sea lo que hacemos.
Hay cientos de formas de arrodillarse y besar el suelo.
..........................
Un momento de felicidad,
tú y yo sentados en la varanda,
aparentemente dos, pero uno en alma, tú y yo.
sentimos el Agua de Vida que fluye aquí,
tú y yo, con la belleza del jardín
y el canto de las aves.
Las estrellas nos mirarán,
y les mostraremos
lo que es ser una fina luna creciente.
Tú y yo fuera de nosotros mismos, estaremos juntos,
indiferentes a conjeturas inútiles, tú y yo.
Los papagayos del paraíso harán el azúcar crujir
mientras reímos juntos tú yo.
de una forma en este mundo,
y de otra en una dulce tierra sin tiempo.
.........................
ACUNA MI CORAZÓN

Anoche, recostado sobre el techo
Pensaba en ti
Y vi una Estrella especial,
La llamé para que te lleve un mensaje;
Postrándome ante ella le pedí que lleve mi gesto
A aquél Sol de Tabriz
Para que con su luz
Pueda tornar mis oscuras piedras en oro.
Descubrí mi pecho para mostrarle mis cicatrices;
Le pedí noticias
De mi Amante sediento de sangre.
Mientras esperaba,
Iba de aquí para allá
Hasta que el niño en mi corazón quedó silencioso
Y durmió como si estuviera meciendo su cuna.
Ay Amado, amamanta al niño del corazón
Y no detengas nuestro cambio.
Has cuidado a cientos
No dejes que se detenga conmigo.
Al final, el pueblo de la unión es el lugar para el corazón
¿Por qué retienes este corazón desconcertado
en el pueblo de la desintegración?
Me he quedado enmudecido,
Pero para librarme de esta sequedad
¡Oye Tabernero! pásame el narciso del vino.
.....................................
LA RESPONSABILIDAD AL ESTAR ENAMORADO

Gírame como la noria a la rueda de molino
Agua abundante, un Río Vivo
Mantenme en un solo lugar y esparce el amor
La hoja baila en el viento, la paja se arrastra hacia el ámbar
Todas las partes del mundo están enamoradas
Pero no revelan sus secretos.
Las vacas pastan sobre una mesa sacramental y las hormigas susurran al oído de Salomón
Las montañas farfullan un eco. El cielo está calmado.
Si el sol no estuviese enamorado, no tendríamos luz,
No habría césped en las colinas,
El océano se iría a descansar en otro lugar.
Sé un amante como ellos y así conocerás a tu Amado
Ten fe en que conocerás la Fe
Las otras partes del universo no aceptaron la responsabilidad del Amor como tú
Tuvieron miedo de errar con él: la inspirada sabiduría que brota al estar enamorado.
...............................
La razón dice, “lo seduciré con el verso"; el Amor dice, "Calla, lo seduciré con el alma".
El alma le dice al corazón, "Anda, no te rías de mi ni de ti. ¿Qué hay que no sea suyo para que yo lo seduzca?"
No está afligido ni en busca de olvido para seducirlo con vino y medidas crueles.
La flecha de su mirada no necesita curva para engañar el eje de su mirada con una venia.
No es prisionero del mundo, engrilletado a este mundo de tierra, para seducirlo con oro del reino mundano.
Es un ángel en forma de hombre, no un lujurioso para seducirlo con mujeres.
Ángeles emprenden desde la fuente de la forma, ¡cómo puedo seducirlo con una similar!
No toma un rebaño de caballos ya que vuela con sus alas, la luz es su alimento, así que ¡cómo podría seducirlo con pan!
No es un mercader ni comerciante en el mercado del mundo para seducirlo con el encanto de pérdida y ganancia.
No está vendado para hacerme el enfermo y echar suspiros para seducirlo con lamentaciones
Vendaré e inclinaré mi cabeza ya que me descontrolé. No atraeré su compasión con males ni agitaciones.
Milímetro a milímetro él ve mi corrupción y falsedad. Nada permanece oculto ante él para querer seducirlo con lo oculto.
No busca fama, ni es príncipe adicto a poetas, para seducirlo con versos, letras y poesía florida
La gloria de lo invisible es demasiado grandiosa para seducirla con bendiciones ni paraísos Shams-e Tabriz: su elegido y amado – quizás logre seducirlo con los años en común.
.................................
El Señor ha susurrado algo
Al oído de las rosas,
Por eso se abren
Cada día a la caricia luminosa.

Ha murmurado algo a la piedra
Y por eso ha surgido
la gema preciosa que centellea
allá en el fondo de la mina.

También dice algo al oído del sol
Cuyas mejillas deslumbran
Con relucientes destellos.
¿Qué será lo que el Señor
Ha susurrado al oído del hombre
Para que éste sea capaz
De amar… incluso a Dios?

¿Quién hace estos cambios?
Disparo una flecha a la derecha
Cae a la izquierda.
Cabalgo tras de un venado
y me encuentro perseguido por un jabalí.

Conspiro para conseguir lo que quiero
Y termino en la cárcel.
Cavo fosas para atrapar a otros
y me caigo en ellas.
Debo sospechar de lo que quiero.
...................................
QUÉDATE CERCA, MI CORAZÓN

Mi corazón, quédate cerca al que conoce tus caminos
Ven bajo la sombra del árbol que conforta con flores frescas,
No pasees despreocupadamente por el bazar de los perfumeros,
Quédate en la tienda del azucarero.
De no encontrar el verdadero equilibrio, cualquiera puede engañarte:
Cualquiera puede adornar algo hecho de paja
Y hacerte tomarlo por oro.
No te inclines con un tazón ante cualquier olla hirviendo
En cada olla sobre el fogón, encontrarás cosas muy diversas:
No en todas las cañas hay azúcar, no en todos los abismos hay cimas;
No todos los ojos pueden ver, no en todos los mares abundan perlas.
¡Ay ruiseñor, con tu voz de miel oscura! ¡Sigue lamentándote!
¡Sólo tu éxtasis puede penetrar en el duro corazón de la roca!
¡Ríndete y si el Amigo no te acoge,
Sabrás que tu interior se está revelando como un hilo
¡Que no quiere pasar por el ojo de una aguja!
¡El corazón despierto es una lámpara, protégela con la basta de tu manto!
Apresúrate y escapa este viento porque el clima es adverso.
Y cuando hayas escapado, llegarás a una fuente
Y allí encontrarás un Amigo que siempre nutrirá tu alma
Y con tu alma siempre fértil, te convertirás en un gran árbol que crece interiormente
Dando dulce fruto por siempre.
..............................
SUSURROS DE AMOR

El Amor susurra a mi oído:
"Es mejor ser presa que cazador.
Sé el Tonto mío.
¡Deja de ser el sol y se un grano de arena!
Reside junto a mi puerta como indigente.
no quieras ser vela, sé pollilla,
para que pruebes el sabor de la Vida
y conozcas el poder secreto del servicio."
.........................
En el seno de este nuevo amor, muérete
Tu camino comienza en el otro lado.
Conviértete en el cielo
Con un hacha ataca el muro de tu prisión.
Escápate
Sal como si te hubieran dado a luz en
Un mundo de color.
Hazlo ya.
Estás cubierto de espesas nubes
Deslízate. Muere.
Silencio.
La quietud es señal segura de que
Has muerto.
En tu antigua vida ansiosamente huías
Del silencio sin cesar
Ahora se asoma la luna llena enmudecida.
.......................................
Cuando estoy contigo, estamos despiertos toda la noche
Cuando no estas, no puedo dormir
¡Que Dios bendiga estas dos insomnias!
y la diferencia entre ellas
...........................
He vivido al borde de la locura, queriendo saber las razones, llamando a una puerta.
La puerta se abre. ¿He estado llamando desde dentro!

No estoy en el mundo
el mundo está en mí;
no estoy en el cuerpo
el cuerpo está en mí;
no estoy en la mente
la mente está en mí.
...................................
Escucha el ney (flauta de caña), y la historia que cuenta,
como canta acerca de la separación:
Desde que me cortaron del cañaveral,
mi lamento ha hecho llorar a hombres y mujeres.
Deseo hallar un corazón desgarrado por la separación,
para hablarle del dolor del anhelo.
Todo el que se ha alejado de su origen,
añora el instante de la
¡El mundo, el cuerpo y la mente suceden
...................................
Cuando me curvo sobre mi mismo y los creo!
Cuando muera, mi cuerpo yaciendo sobre el suelo
quizás quieras besar mis labios
ya empezando a decaer
no te asustes si abro los ojos
.........................

Cuando estemos muertos, no busques nuestra tumba en la tierra,
pues has de encontrarla en el corazón de los hombres.

(epitafio de Jalaludín Rumi)

jueves, 12 de enero de 2012

Jaime Jaramillo Escobar (1932 - ) Colombia

MAMÁ NEGRA

Cuando mamá negra hablaba del Chocó
le brillaba la cadena de oro en el pescuezo,
su largo pescuezo para beber agua en las totumas,
para husmear el cielo,
para chuparles la leche a los cocos.
Su pescuezo largo para dar gritos de colores con las guacamayas,
para hablar alto entre las vecinas,
para ahogar la pena,
y para besar a su negro, que era alto hasta el techo.
Su pescuezo flexible para mover la cabeza en los bailes,
para reír en las bodas.
Y para lucir la sombrilla y para lucir el habla.

Mamá negra tenía collares de gargantilla en los baúles,
prendas blancas colgadas detrás del biombo de bambú,
pendientes que se bamboleaban en sus orejas,
y un abanico de plumas de ángel para revolver el aire.
Su negro le traía mucho lujo del puerto cada vez que venían los barcos,
y la casa estaba llena de tintineantes cortinas de conchas y de abalorios,
y de caracoles para tener las puertas y para tener las ventanas.
Mamá negra consultaba el curandero a propósito del tabardillo,
les prendía velas a los santos porque le gustaba la candela,
tenía una abuela africana de la que nunca nos hablaba,
y tenía una cosa envuelta en un pañuelo,
un muñequito de madera con el que nunca nos dejaba jugar.

Mamá negra se subía la falda hasta más arriba de la rodilla para pisar el agua,
tenía una cola de sirena dividida en dos pies,
y tenía también un secreto en el corazón,
porque se ponía a bailar cuando oía el tambor del mapalé.
Mamá negra se movía como el mar entre una botella,
de ella no se puede hablar sin conservar el ritmo,
y el taita le miraba los senos como si se los hubiera encontrado en la playa.
Senos como dos caracoles que le rompían la blusa,
como si el sol saliera de ellos,
unos senos más hermosos que las olas del mar.
Mamá negra tenía una falda estrecha para cruzar las piernas,
tenía un canto triste, como alarido de la tierra,
no le picaba el aguardiente en el gaznate,
y, si quería, se podía beber el cielo a pico de estrella.

Mamá negra era un trozo de cosa dura, untada de risa por fuera.
Mi taita dijo que cuando muriera
iba a hacer una canoa con ella.
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PROBLEMAS DE LA ESTÉTICA CONTEMPORÁNEA

La magnitud de la humanidad pesa sobre cada uno de nosotros, y sentimos profundamente a los antípodas pateando sobre nuestro corazón.
De modo que no es extraño que andemos como unos cristos abofeteados en busca de una cruz para apoyarnos.
Habiendo subido a lo alto de una colina una noche, ante mí se extendía la ciudad como una piel de tigre.
Y en el licor de las copas cintilaban las lucecillas de tres almas.
La última era la mía, alma siempre sobrante y solitaria.
Por el aire volaban dentelladas y entonces apareció el Diablo y me dijo: –"Te lo daría todo si postrado me adoraras”.
Ser el dueño del mundo es lo mismo que no tener nada, pues el error existe en todo y siempre nos engañan.
Mis jeans y mi chaqueta no se pueden cambiar por un edificio de cinco pisos ni por un puesto en las oficinas del Gobierno.
Prefiero andar derrotado por los alrededores de talleres de mecánica y cobertizos de carros.
Allí todos tratan de poner en sus vidas las mejores cosas que pueden, y así recogen una flor, una novia y un espejo.
Este esfuerzo colectivo me enternece y de pronto, sin darme cuenta, le sonrío a la gente como un perro.
Una mañana andaba un hombre desnudo por las calles de la ciudad.
La policía lo metió a la cárcel pocas horas después, como a todo hombre que intenta ser feliz.
Porque todo lo que no está dentro de la Ley está fuera de ella.
Y dentro de la Ley no puede haber un hombre desnudo porque la Ley es hecha por los representantes de los propietarios de las fábricas de tejidos.
Como tampoco puede haber un hombre con hambre, porque el hambre del pobre es resbalosa.
A la puerta de un pequeño restaurante donde entré un día se paró un hombre hirsuto que después de mirar se fue diciendo:
–"¿Conque comiendo, eh? ¡Me alegro, me alegro!"
Y su risa cayó sobre la sopa como una araña negra.

El fabricante de rosquillas puede al menos comérselas, pero el que sólo sabe hacer poemas, ¿qué comerá?
Si una pregunta no tiene respuesta lo mejor es cambiar de pregunta y de problema.
Para eso hay petulantes que nos dicen:
–“¡Dedícate a la estética!”.
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EL DESEO

Hoy tengo deseo de encontrarte en la calle,
y que nos sentemos en un café a hablar largamente de las cosas pequeñas de la vida,
a recordar de cuando tú fuiste soldado,
o de cuando yo era joven y salíamos a recorrer juntos
la ciudad, y en las afueras, sobre la yerba, nos echábamos
a mirar cómo el atardecer nos iba rodeando.
Entonces escuchábamos nuestra sangre cautelosamente y nos estábamos callados.
Luego emprendíamos el regreso y tú te despedías siempre en la misma esquina
hasta el día siguiente,
con esa despreocupación que uno quisiera tener toda la vida,
pero que sólo se da en la juventud,
cuando se duerme tranquilo en cualquier parte sin un pan entre el bolsillo,
y se tienen creencias y confianzas
así en el mundo como en uno mismo.
Y quiero además aún hablarte,
pues tú tienes dieciocho años y podríamos divertirnos esta noche con cerveza y música,
y después yo seguir viviendo como si nada...
o asistir a la oficina y trabajar diez o doce horas,
mientras la Muerte me espera en el guardarropa para ponerme mi abrigo negro
a la salida,
yo buscando la puerta de emergencia,
la escalera de incendios que conduce al infierno,
todas las salidas custodiadas por desconocidos.
Pero hoy no podré encontrarte porque tú vives en otra ciudad.
Mientras la tarde transcurre
evocaré el muro en cuyo saliente nos sentábamos
a decir las últimas palabras cada noche,
o cuando fuimos a un espectáculo de lucha libre y al salir comprendí que te amaba,
y en fin, tantas otras cosas que suceden...
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EL HOMBRE BIEN EDUCADO

Si tú estás en mi casa, no puedo yo decirte nada que te hiera, ni en lo más leve, porque estás en mi casa.
Si yo estoy en tu casa, no podré decirte nada que te hiera, así sea levemente, porque estoy acogido en tu casa y sería casi un delito de mi parte.
Si estamos en el templo, no podré decirte nada que te hiera levemente, porque estamos en el templo y el respeto a los dioses es también respeto al mundo.
Si nos entretenemos en el juego, mientras estemos jugando no podré decirte nada que te hiera, porque las leyes del juego obligan a los jugadores por igual.
Si estamos en la calle, ah, de ningún modo podría yo ofenderte en la calle, en el mismo momento en que debo ofrecerte mi saludo como demostración de contento por haberte encontrado en la dichosa casualidad de la calle, en esta hermosa ciudad toda llena de árboles, de pájaros y de caprichosas fuentes.
Si te encuentro en una fiesta a la cual hemos sido invitados con fineza, ¿cómo podría yo ofenderte en el obsequio del salón, quebrantando la consideración debida a los anfitriones y el honor de la casa ajena?
Si por acaso nos encontramos en un viaje, tampoco podría yo ofenderte de ningún modo bajo el acatamiento y la atención del viaje, en presencia de la naturaleza admirablemente florecida, y los tranquilos ganados que nos miran apreciativamente desde el campo.
Tal parece que el mundo se ha vuelto estrecho, que no hay lugar para volver a ser nosotros mismos, como hemos sido siempre.
¡Y tantas ganas que tenía yo de ponerte de presente unas cuantas cosas!
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EL MAESTRO DE LOCURA

Y, hay que estar loco. Si no se está loco no se es nadie.
“Desde el momento en que uno deja de estar loco se vuelve tonto”, escribió Marcel Proust.
Pero, si se ha sabido enloquecer, se puede ser un gran poeta, o un artista.
Y, ser poeta es más que ser artista.
Ah, es necesario estar loco de verdad, no apenas medioloco,
Sino loco totalmente, así como uno al que le dicen: “¡Adiós, Napoleón!”.
Y él ni contesta, porque ya sabía que también era Napoleón. Y que, con sólo quererlo, podría asimismo adoptar cualquier otro ser, pero es bonito para el loco que crean que él es Napoleón.
¡Ah, Napoleón! ¡Napoleón sí que estaba loco!
Él solo enloqueció a medio mundo, porque, como se sabe, la locura es contagiosa.

En Barranquilla hay un joven que está loco, encadenado en un sótano, a nadie puede ver. Sólo recibe a un amigo. Con él se muestra cariñoso, le lame las manos.
Porque la locura se da por falta de amor, la locura es falta de amor.
Y, el amor domestica, amansa, sujeta.
Poeta doméstico sería como una especie de pato lírico.
La libertad de ser uno mismo se ha refugiado en los manicomios.
Y el amor es para las damas, caballeros.
Hay otros que se adueñan de la Tierra. Dejadlos. La Tierra les pesará.
Todos sus “bienes”, y con ellos las gentes acumuladas a su alrededor, les pesarán sobre los hombros,
Y fortalecerán sus hombros para un peso cada vez mayor,
Ellos, los lúcidos, dejadlos. Alguien tiene que cargar con Esto.
Al sol y al aire de los vientos el poeta ve pasar el mundo.
–Es el mundo que pasa. Que pase. Hagámonos a un lado para que pase. ¡Adiós, mundo!
“Es mejor que nos tomen por locos y no por santos”, decía San Francisco a sus compañeros. El que se proponía establecer “una nueva locura” sobre la Tierra,
San Francisco de Asís, maestro de locura. Dijo también: “La locura es la sal que impide que se pudra la sensatez”.
Aloysius Bertrand, a quien me complace citar, en “Gaspar de la Noche”:
“El loco propone al sabio cuestiones que éste no puede resolver”.
No son los sabios, sino los locos, los que le han dado el bote a este mundo.
Los sabios, tan cautelosos, conocen los peligros, pero el loco se arriesga.
El que lanzó la bomba, el que pisó la luna, no aspiraron al título de sabios, sino al de locos.
No sólo escribo desnudo, sino que tengo plumas en la cabeza, y cuido mis flechas, y estoy orgullosísimo de ello.
Flechas para cazar y pescar. Si me atacáis con la Bomba, me defiendo con mis flechas.
Vuestro Dios, si realmente es un dios y no un fantoche confeccionado por vosotros mismos, os dirá si es justo lo que hacéis.
No puedo sino atenerme a esa sentencia. Y éstas son mis flechas.
Con unos pocos hombres y unos pocos caballos, Francisco Pizarro conquistó el Perú.
Los nuevos invasores, con tácticas muy elaboradas y con mejores armas, ya nos están mirando.
¡Preparemos nuestra locura!
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LA CASA DE BOB

A San Bernardo del Viento fuimos a buscar la casa de Bob,
Es decir, donde él había nacido con sus padres,
Encontrando el mundo completamente hecho y perfeccionado,
Por lo cual se suponía que no le tocaría trabajar.
Tanta alharaca que las generaciones anteriores hicieron con el cuento de que estaban dándole los últimos toques a este mundo para nosotros,
Y venir a ver que ahora nos salen con que lo tenemos que volver a hacer todo de nuevo.
Era una casa construida con maderas olorosas y hojas de palma,
En un terreno junto al río, en medio de los árboles y los pájaros,
Algo así como una casa en los lindes del paraíso.
Desde mucho antes de llegar ya se escuchaban los pájaros, toda la mañana estuvimos oyéndolos, millares de pájaros,
Y los árboles se extendían por la llanura,
Extensos arrozales, ganados de muy largas, elegantes orejas,
Y el horizonte marino que nunca se sabe si está cerca o lejos.
En Lorica, en las escaleras de piedra y cemento del muelle, sobre el río Sinú,
Nos detuvimos como en un pasaje bíblico
Para tomar una embarcación hasta San Bernardo del Viento,
En medio de bandadas de garzas, bandadas de loros chillones, y el batelero era un muchacho, descendiente de las Mil y una Noches,
Un joven moreno, de larguísimo cuello, alta cabeza de ojos almendrados, negrísimos, con viveza de lagartija,
Y un turbante rojo encima de su antigua sonrisa de vendedor de perlas.
–"¡El Viento!, ¡El Viento!", se oye gritar en Lorica; hay pocos pasajeros para "El Viento", la carretera es un remolino de polvo,
Y en "El Viento" la estatua danzante de San Bernardo levanta el pie, el viento le levanta la sotana blanca.
–"¡El Viento! ¡El Viento!"
En San Bernardo del Viento las casas bajo las palmeras, las redes de pescar tendidas al sol.
Por esta calle se va –se iba– a la casa de Bob.
A la mañana llegaron tres hombres; habían venido de muy lejos, en una canoa,
Y traían con ellos esquejes del árbol del pan.
Los sagrados esquejes fueron admirados por los ancianos y los niños, puestos en agua y plantados al atardecer en los huertos, con tanta unción como si hubiesen sembrado el propio pan eucarístico.
Después de la ceremonia de siembra del árbol del pan
Entramos a una casa para recabar agua fresca de la tinaja, un mosquitero para dormir, un latiguillo de palma para espantar los mosquitos.
En el cine, un patio al aire libre, se apiñaba la grita de los chicos del pueblo
Y en la plaza, a la luz de los mechones de petróleo, se jugaba al dominó, se tomaban refrescos, se escuchaba la música que salía de un parlante llamado “El Bacano”.
Un niño se me acercó: –Tío, ¿me trajo usted una moneda?
En la casa un huésped: un joven pescador que había venido por mar, siete días remando en una canoa,
Para matricularse en el colegio y aprender una letras.
En el sopor de la tarde luchaba desesperadamente con la aritmética, sudaba mares. Me miró casi asfixiado.
Sin duda prefería sus redes y sus pescados que el propio mar multiplica.
Cuando amanece, algunas mujeres sobre pollinos blancos se dirigen al caserío de la playa.
En el camino encontrarán parejas de jóvenes estudiantes, vestidos de blanco, que van al colegio,
Las muchachas llevan la sombrilla para su compañero,
Él lleva los libros de ambos,
Y más adelante una escuela rural donde juegan los niños.
Las señoras que gobiernan los pollinos no están de acuerdo con que los niños gasten su tiempo en jugar, los regañan al paso.
Van chupando limones para la sed.
–“Comadre, venir a la escuela a jugar, ¡qué dice, comadre!”
Donde estaba el río hay ahora unos pantanos con pinceladas de anchas hojas,
Y todo el suelo cubierto por la cascarilla del arroz que los molinos desechan.
–¿Y es ésta la calle por donde se va –se iba– a la casa de Bob?
Hace algún tiempo los vecinos se quejaron al gobierno central porque temían que el río “se iba a llevar el pueblo”.
Vinieron los ingenieros, hicieron sus cálculos, desviaron el río,
¡Y ahora los vecinos se quejan, porque sin río y sin mar!
La casa de Bob, sin el río, perdió su razón de ser, quedó como extraviada en el monte, la abandonaron, empezaron a caerse las paredes, hasta que desapareció y ahora
Tratamos de adivinar si fue en este lugar o en aquél donde la casa se levantaba.
Si encuentras un árbol de naranjas o uno de limón,
Ese será sin duda el patio y podría describirte todo el resto.

Diseminada por el pueblo está la casa de Bob:
En las mujeres de los pollinos,
En los chicos del cine,
En los mechones de petróleo,
En la arena de las calles,
En los altos cocoteros,
En el viejo pescador que fuma su tabaco mientras construye una red nueva,
Está la casa de Bob.
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EL CANTO DE CAÍN

A través de la ventana escucho un canto profundo y desgarrador: seguramente mi hermano Caín está cerca.
Yo quisiera cantar como él, pero el extraño Señor del Paraíso sólo puso oraciones en mi lengua,
y el humo de los sacrificios de Abel el escogido sube derecho al cielo,
aunque la ofrenda sea de cabritos muertos por la luna o de frutos mordidos por la nieve.
Mi hermano Caín me escribió una carta en donde habla de la dulce lengua de la serpiente en el fondo de su garganta,
pero el guardián de las llaves de la escalera secreta permanece a discreción día y noche junto a la reja,
y estoy rodeado de querubines y serpientes.
Mi hermano Caín, perfumado con humo de locomotora, me llama a través de la noche,
mientras al fondo del paraíso se alza una gran luna roja y peluda.
El día del fin del mundo yo quiero resucitar en bicicleta, con mis jeans y mi chaqueta de asaltos.
Desenrollaré mi navaja automática para ocultar mi timidez, y con mi actitud característica me le pondré de pechos a la tarde.
Y si no pasa nada me asaltaré yo mismo en cualquier calle, pues no puedo vivir de otra manera.
Después me echaré como una gran oreja debajo del cielo estrellado para oír blasfemar a Dios.
Y esperaré que al amanecer una gota de rocío venga a hacerme el amor.
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YAIRO CONTRA MI INGLE

Mi cuchillo debajo de mi vestido, su vaina contra mi ingle.
Las flores de tu jardín temblaban en sus tallos.
Miré tus ojos junto a la reja. Dijiste: –"Me vas a matar".
Te precipitas sobre el timbre.
Se enciende la luz detrás de los cristales.
Te escondes en tu alcoba.
Mi cuchillo piensa: El amor y la muerte duermen juntos a los quince años.
Tu sangre corriendo por mis manos entre el pulgar y el índice.
Resurges mágicamente cuando el relámpago acuchilla el firmamento.
Hoy eres un presidiario, pero yo compuse un libro de amor en honor a tu adolescencia.
"El libro de Yairo" fue quemado y el humo subió derecho al Cielo,
pues era el sacrificio del puro Abel a su perverso dios.
En las noches de invierno te veo correr por la hierba húmeda, descalzo.
Hace diez años yo era un charco de amor en el invierno.
Tú chapoteando en las charcas en octubre.
Muchachos desnudos jugaban pelota en el campo de hierba mojada.
Tú preferías correr y mirar por los corredores.
¡Ay mi cuchillo!

El poeta dice:
Si de un amor queda un poema está muy bien:
eso indica que nos conmovió;
pero si no queda nada tanto mejor:
eso indica que no nos dejamos conmover.
Ay, pero él es tan sólo un poeta; no un amante.
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EL REY DARÍO

Darío era pequeño,
con un gran billete de cien en el bolsillo,
y poseía algunos de los más bellos potros brillantes de la ciudad,
sobre los que se sentía tan grande como su billete de cien.
Darío poseía un anillo, reloj y cadena de oro
(la cadena brillando sobre su pecho),
pero Darío no ofendía a sus amigos, simplemente se mostraba entre ellos,
todo constelado y adorable con su pequeña estatura,
como una estatuilla modelada y adornada por la perfección del arte antiguo,
con sus quince años bien formados y su agilidad propia y natural.

Yo en mi retiro de las montañas, cuando me alejaba del Liceo,
me pasaba todo el invierno recordándolo entre sus ademanes de oro,
como un icono en su santuario,
rodeado de todos sus compañeros que lo amaban,
y entre quienes él repartía sus sonrisas como monedas.

Después transcurrió un lustro durante el cual no lo volví a ver más,
pero en mi memoria seguía conservando sus quince años
y sus pantalones ajustados cuando me daba la mano para despedirnos,
su mano de corazón bajo los ceibos y los almendros del parque.
Mas luego lo volví a ver,
perdida la infantil vanidad,
haciendo su carrera de hombre,
elemental como un potro desbocado.

Poco después, en un camino,
una alambrada de cuchillos detuvo su carrera
por una mujer.
El pavor del puñal entrando veloz en su pecho como el rayo de Jehová en el becerro de oro
que había profanado la virginidad de una hija de Israel.

Amigos:
La noche y yo medimos nuestras varas de espanto.
Dios es una estridente carcajada seguida de un profundo silencio.
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AVISO A LOS MORIBUNDOS

A vosotros, los que en este momento estáis agonizando en todo el mundo:
os aviso que mañana no habrá desayuno para vosotros;
vuestra taza permanecerá quieta en el aparador como un gato sin amo,
mirando la eternidad con su ojo esmaltado.
Vengo de parte de la Muerte para avisaros que vayáis preparando vuestras ocultas descomposiciones:
todos vuestros problemas van a ser resueltos dentro de poco,
y ya, ciertamente, no tendréis nada de qué quejaros, ¡Oh príncipes deteriorados y próximos al polvo!
Vuestros vecinos ya no os molestarán más con sus visitas inoportunas,
pues ahora los visitantes vais a ser vosotros, ¡y de qué reino misterioso y lento!
Ya no os acosarán más vuestras deudas ni os trasnocharán vuestras dudas e incertidumbres,
pues ahora sí que vais a dormir, ¡y de qué modo!
Ahora vuestros amigos ya no podrán perjudicaros más, ¡Oh afortunados a quienes el conocimiento deshereda!
Ni habrá nadie que os pueda imponer una disciplina que os hacía rabiar, ¡Oh disciplinados y pacíficos habitantes de vuestro agujero!
Por todo esto vengo a avisaros que se abrirá una nueva época para vosotros
en el subterráneo corazón del mundo, adonde seréis llevados solemnemente
para escuchar las palpitaciones de la materia.
A vuestro alrededor veo a muchos que os quieren ayudar a bien morir,
y que nunca, sin embargo, os quisieron ayudar a bien vivir.
Pero vosotros ya no estáis para hacer caso de nadie,
porque os encontráis sumergidos en vosotros mismos como nunca antes lo estuvierais,
pues al fin os ha sido dado reposar en vosotros,
en vuestra más recóndita intimidad, adonde nadie puede entrar a perturbaros.
Vuestro suceso, no por sabido es menos inesperado,
y para algunos de vosotros demasiado cruel, como no lo merecíais,
mas nadie os dará consolación y disculpas.
De ahora en adelante vosotros mismos tendréis que hacer vuestro lecho,
quedaréis definitivamente solos y ya no tendréis ayuda, para bien o para mal.
Os ha llegado vuestro turno, ¡Oh maravillosos ofendidos en la quietud de vuestra aristocrática fealdad!
Tanto que os reísteis en este mundo, mas ahora sí que vais a poder reír a todo lo largo de vuestra boca,
¡Oh prestos a soltar la carcajada final, la que nunca se borra!
Yo os aviso que no tendréis que pagar más tributo, y que desde este momento quedáis exentos de todas vuestras obligaciones.
¡Oh próximos libertos, cómo vais a holgar ahora sin medida y sin freno!
Ahora vais a entregaros a la desenfrenada locura de vuestro esparcimiento,
no, ciertamente, como os revolcabais en el revuelto lecho de vuestros amantes,
sino que ahora seréis vosotros mismos vuestro más tierno amante,
sin hastío ni remordimiento.
Apurad vuestro último trago de agua y despedíos de vuestros parientes, porque vais a celebrar el secreto concilio
en donde seréis elegidos para presidir vuestra propia desintegración y vuestra ruina definitiva.
Ahora sí que os podréis jactar de no ser como los demás, pues seréis únicos en vuestra inflada podredumbre.
¡Ahora sí que podréis hacer alarde de vuestra presencia!
Yo os aviso
que mañana estrenaréis vestido y casa, y tendréis otros compañeros más sinceros y laboriosos,
que trabajarán acuciosamente día y noche para limpiar vuestros huesos.
Oh vosotros que aspiráis a otra vida porque no os amañasteis en ésta:
yo os aviso que vuestra resurrección va a estar un poco difícil,
porque vuestros herederos os enterarán tan hondo,
que no alcanzaréis a salir a tiempo para el Juicio Final.